10 feb. 2025

“Si pudiera meter a 10 personas en un camión y matarlas, sería lo máximo”

Gissella Eliana Milea Otto expresó su deseo de ultimar a personas dentro de un móvil. Pidió planificar más muertes, según la pesquisa. Su cómplice le prometió más sangre, que, según ella, la excitaba ver.

“Cuando seduzco a las víctimas, bue hasta ahora Manu, me ves como una maldita puta?”, pregunta Gissella Eliana Milea Otto a Isaías Raúl Torres en un mensaje de texto enviado el pasado 2 de abril, en horas de la madrugada.

La joven recibe una respuesta de su cómplice, quien le dice “no te veo como puta”, mientras recuerdan que la mujer se metió en el papel de seductora para atacar con saña a Agustín Emmanuel Bogado Quintana aquel 8 de febrero del 2014, en su casa en el barrio San Cristóbal, de Asunción. En medio de una intensa comunicación, Isaías le promete más sangre a su cómplice dejando al descubierto el crimen por placer.

“Sangre. Eso habrá a la próxima”. La mujer le responde, “eso me gustaría mucho. Si pudiera meter 10 personas en un camión y matarlas el mismo día sería lo máximo”, contesta contundente Milea Otto.

Horas más tarde, la Policía iba a dar con Isaías en su casa en Limpio.

La captura del joven encendió la mecha, ya que el teléfono celular de la víctima fue hallado en su poder.

Luego de cuatro meses cayó la asesina y terminó por desenmascarar a ambos los miles de mensajes, en cuyos contenidos se daban abundantes detalles del plan macabro, del momento del crimen y las situaciones posteriores protagonizadas por los hoy condenados a 40 años de prisión.

REVELADORES. La pareja, luego de concretar el crimen, muchos de los mensajes que se intercambiaban tenían relación con el asesinato de Agustín. De hecho, son aproximadamente 4.000 mensajes que fueron rescatados de los teléfonos celulares y que fueron contundentes a la hora de aplicar la sentencia.

Ambos relataron que vieron agonizar a la víctima y disfrutaron al observar la sangre del joven en el piso. Recordaron que fueron al motel. Gissella, escribió que se excitó al ver la agonía de Agustín, quien suplicaba por su vida.

Luego del acto criminal, recordaron el episodio vivido en el motel a donde acudieron para festejar el éxito del plan sangriento.

“Realmente no se si fueron los nervios por lo que había pasado o que onda, pero no quería dejar de tocarte, me sentí muy atraída, esa pizca de asesino que hace que me atraigas así, jaja”, comenta la joven a Isaías.

La conversación duró días, de vez en cuando, Gissella enviaba la foto de Agustín a su cómplice y recordaba el momento en que lo atacaron a golpes, utilizando incluso una manopla de hierro para herir de muerte al joven. Las macabras conversaciones incluían el relato de los gritos y súplicas de Agustín. “Compartimos algo muy placentero, osea matar fue mi primera vez”, dice Gissella. “Hace mucho que no sentía tanta adrenalina”, le responde Isaías.

El homicida le recriminaba a la mujer que se pondría celoso si volvía a recordar a Agustín. “Seguro se estará pudriendo todavía”, escribe el asesino, a lo que su compañera contesta: “no me quiero pudrir como Manu”.

Isaías, captó a Agustín a través de un anuncio en internet, donde ofrecían servicios sexuales; para ello utilizó a Gissella, quien supuestamente era su esposa. Muchos de los anuncios de la joven eran en ropas menores o con medio rostro. El asesino también ofrecía servicios y dejaba sus datos, como el número del teléfono que terminó por ser peritado y delató el crimen.

Embed