Para el ex secretario de la Presidencia en la era Lugo, Miguel Ángel López Perito, la tormenta política desatada por la firma del acta bilateral sobre Itaipú, que movió el piso al presidente Mario Abdo Benítez, revela que éste no tiene carácter para manejar el Gobierno y que con él funciona la máxima de los barones de Itaipú, que dicen: “Por qué vamos a reclamar nada, si nosotros solamente pusimos el agua e hicimos el negocio de la vida con la construcción de la hidroeléctrica”.
Asegura que esa es la mentalidad del jefe de Estado, por eso habla en términos de peajeros. “Él cree sinceramente que somos peajeros cuando reclamamos nuestro derecho”, afirma el ex senador. En Marito, dice, resalta un déficit en la concepción de lo que es la soberanía del país y de lo que es la conducción política del país, “y eso nos está llevando por muy mal camino”, advierte.
En su análisis, Abdo Benítez está atrapado en un bastón que le sostienen el Gobierno de Donald Trump; el presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, y Horacio Cartes.
–¿Qué reflexión hace de esta tensión política originada por el tema de Itaipú y que devino en crisis que estalla antes de cumplirse el primer año de gestión del gobierno de Mario Abdo Benítez?
–Primero, que llama la atención el hecho de que un gobierno nuevo, con 1.200.000 votos aproximadamente, a los nueve meses ya estaba tanto o más deteriorado de lo que suele estar un gobierno a los cuatro años con todos los problemas que saltan durante un mandato, la imposibilidad de cumplir las promesas electorales, el deterioro de la situación, etc. Y que este tema tan sensible de Itaipú, venga a aparecer en el momento menos oportuno para este Gobierno, que ya de por sí se lo notaba bastante debilitado, y encima que guarda una estrecha coherencia con la posición que desde el principio tomó Marito, al aprobar el acuerdo Cartes-Macri, sobre el tema Yacyretá.
–Que pasó casi inadvertido…
-Sí, relativamente inadvertido en un gobierno nuevo. Apenas subió Marito, se aprobó ese acuerdo en el Parlamento, y mayormente no hubo reacción de la gente, a pesar de que es tanto o más grave que lo planteado actualmente con Itaipú. Y el que salte una tensión así a menos de un año de gestión de Marito, ya pone en evidencia algunas características de este Gobierno.
–¿Cómo cuáles?
–Como la incompetencia. Este Gobierno es completamente incompetente, no solamente en relación con el tema Itaipú o de las binacionales, sino que ha revelado una incapacidad crónica con respecto a los grandes problemas nacionales. Ahí está el tema de la pobreza, la salud, la educación. Lamentable es que en el tema de la educación, que en realidad era una bandera de Cartes, el Plan Nacional de Transformación Educativa, toman ese proyecto, que es del Banco Mundial, y no del Gobierno y no saben qué hacer con eso hasta hoy. Está totalmente trancado, indefinido, confuso.
El Gobierno no tiene la capacidad suficiente para lidiar con los problemas nacionales, pero en medio de esto viene a suceder algo mucho más delicado y es el hecho de que en las propias palabras del presidente Mario Abdo, se reivindica el derecho a sacrificar principios en una negociación internacional.
–¿A qué se refiere?
–A las palabras de Mario Abdo cuando discute con Ferreira sobre el tema de si aprobar o no el acta bilateral que la ANDE no quería firmar, y dice: “A veces hay que sacrificar posiciones y principios”. ¿Cuál es el principio que se sacrifica acá? El principio de los intereses nacionales de la soberanía, del derecho que tiene el Paraguay a su energía, y de los acuerdos establecidos previamente por escrito con el Brasil para disponer de un determinado rango de la potencia de Itaipú, y ciertas condiciones que hacían equilibrar la tarifa paraguaya. Todo eso se manda al tacho, en nombre de una negociación que, en principio tenía que ser favorable al país, pero al final resultó ser un vulgar y asqueroso negociado de comercialización de energía sobrante al Brasil.
–¿Agrega gravedad a este hecho de la proximidad del 2023 en que se tiene que negociar con Brasil el Anexo C del Tratado de Itaipú?
–Sí, exactamente. Cuando se entregó Yacyretá, y yo no ando con medias tintas al decirlo, porque realmente se entregó Yacyretá, se hizo por un negociado entre Cartes y Macri. Eso hay que entender muy bien, y que están metidos, por supuesto, los barones de Itaipú, que son los que van a lucrar con el tema de Añá Cuá, porque Paraguay no se va a beneficiar con eso.
Lo de Yacyretá revela ya una posición de partida del Gobierno, en cuanto a la que va a sostener sobre los derechos paraguayos con relación a las grandes hidroeléctricas. Cuando ocurrió esto, yo ya había anunciado que eso auguraba la posible entrega de Itaipú. Y ahora es esa la línea de negociación del Gobierno.
Es esa la intención de este Gobierno que se alinea.
–¿Se alinea a qué o con quién?
–Para explicarlo, hay que entender el contexto internacional. La dupla Marito-Velázquez es un producto de la presión norteamericana que en su momento evitó que Cartes atropellara la Constitución. Intervino el Departamento de Estado para decirle a Cartes: “Cuidado con lo que estás haciendo”, y se paró el proyecto de la enmienda.
Entonces, Marito y Velázquez aparecen como los elegidos por los norteamericanos para liderar la dupla colorada. Eso implica una agenda, y el principal interés de los Estados Unidos es conseguir suficientes aliados para detener el ascenso en la puja internacional que se está dando con China por el liderazgo del bloque capitalista. Dentro de ese bloque, el gran problema que tiene EEUU es el BRICS (siglas que se refieren a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, todos ellos considerados economías emergentes, con un gran potencial, que pueden llegar a estar entre las economías dominantes a mediados de siglo). Brasil es uno de los países abanderados con el BRICS. Así se explica uno por qué EEUU, Brasil y Cartes son los que le blindaron a Marito para evitar el juicio político.
–En tales condiciones, ¿cómo ve el panorama para el 2023 respecto a la renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú?
–Si se le deja a este Gobierno, el panorama es la pérdida no solo de Yacyretá, sino de Itaipú. Y es la pérdida de Paraguay de su principal palanca de desarrollo para los próximos 50 años. El panorama también es de una crisis energética sin precedentes que el país tendrá que afrontar entre el 2030-2035, cuando tenga necesidad de toda la potencia que tiene hoy disponible y que no utiliza, pero que ya no va a ser nuestra, lastimosamente.
–¿No da crédito a la comisión asesora que en medio de la crisis conformó el Ejecutivo, invitando a ciertos referentes para aconsejar sobre Itaipú?
–No garantiza absolutamente nada. Pregunto: ¿Cómo fue confeccionada la lista de convocados? ¿Bajo qué criterios? Pareciera que está dividida por camisetas, más alguna gente independiente. Esa comisión no va a funcionar, por las personas que la integran. Héctor Richer, por ejemplo, fue uno de los funcionarios paraguayos que convalidaron la deuda espuria de Itaipú en el 97, y fue el gran negociador y portavoz de la aprobación del acuerdo Cartes-Macri sobre Yacyretá. No creo que vayamos muy lejos. Este Gobierno tiene que irse. Hoy está visto como un gobierno traidor a los intereses nacionales. Está sostenido por los americanos que no quieren una crisis ahora en Paraguay. También por Bolsonaro, que va a empezar a tener su propia pelota tata en el Brasil, y por la posición de perdonavidas de algunos dirigentes colorados que creen que este partido puede sostener a Abdo Benítez, a pesar de cualquier cosa.
–¿Y la unidad coyuntural de cartistas y Colorado Añetete?
–No es sostenible, el Partido Colorado no va a aguantar la presión de las bases ante la evidencia de la complicidad absoluta del presidente, el vicepresidente y de todos los altos funcionarios de Gobierno con un negociado miserable como fue este, del acta bilateral. Es muy difícil que este Gobierno pueda sostenerse por cuatro años ante el conjunto de problemas que ya le llevó al nivel en que está, de rechazo social y político, más esto último que ocurrió.
No es fácil borrar que fue el presidente el que presionó a Pedro Ferreira para que firmara el acta, que le pidió que aguantara sacar aquel famoso 6º punto del acta bilateral. Es evidente que fue el presidente la cabeza de esa negociación. No solamente estuvo involucrado, sino liderando la negociación, es el principal responsable. No podemos sostener lo insostenible que es un gobierno que actuó como traidor a la patria.