Supuestamente, los sicarios recibieron la información de que se trataba de un empresario al que debían de matar por un ajuste de cuentas.
De acuerdo con la opinión del criminólogo Juan Martens, la versión podría ser correcta por el modus operandi de los asesinos a sueldo. “Hay empresas dedicadas al sicariato y en ningún caso el sicario sabe a qué se dedica la víctima”, expresó en comunicación con radio Monumental.
A pesar de esto, el experto duda de la autoría del PCC en el hecho, así como lo habrían declarado los detenidos. “No es práctica del PCC decir: ‘Yo te estoy contratando’, para que le mates a tal persona”, añadió.
Explicó que si una persona sindicada como sicario dice abiertamente cuál es la organización que lo contrató es porque sabe que va a morir cuando llegue a la cárcel.
El periodista Jairo Lozano, quien redactó un extenso artículo para la revista Semana, expresó ayer que uno de los pasos más complicados será el de llegar a los autores morales del hecho criminal.
Afirmó que no hay dudas de que se relaciona con el trabajo que el fiscal estaba realizando en Paraguay y que no se puede descartar ninguna hipótesis.
Una de ellas es que la orden pudo haberse dado desde una cárcel de los Estados Unidos. El crimen se cometió en Colombia, con la finalidad de desviar la investigación, afirmó el hombre.