El sicólogo Richard Salerno explicó a Monumental 1080 AM que se tiende a hacer un análisis de la adolescencia como si fuera una fotografía de un momento de la vida, cuando que el ser humano es una construcción y desde que nace comienza a formar su personalidad.
En ese sentido, dijo que hay etapas vitales que tienen sus características predominantes, como en la adolescencia, con los cambios hormonales, sociales, y donde surge la necesidad de poder construir una identidad distinta a la autoridad, que viene a ser la de los padres, abuelos o tíos, según con quienes se cría el niño/a.
El profesional indicó que es importante entender cómo se fue dando el vínculo con dicha autoridad. Si fue sana, donde lo valoraron, respetaron e hicieron sentirse valioso, además de enseñarle que hay límites en las cosas.
“Cuando llega a la adolescencia, entonces el joven llega con una personalidad más preparada para afrontar las características propias de la adolescencia, cambios hormonales, mayor impulsividad, la concepción de la identidad. Si se siente seguro, no tiene que estar complaciendo a sus pares y aceptar cualquier cosa”, detalló.
De igual manera, señaló que también hay personalidades de jóvenes que no saben afrontar el estrés y dificultades emocionales, entonces descargan sus dificultades emocionales a través de prácticas de riesgo, como drogas legales e ilegales, salidas, actividades de riesgo, sexualidad descontrolada.
¿Cómo lidiar con la sexualidad compulsiva?
El sicólogo expresó que hay un aumento significativo de la necesidad erótica en ciertos momentos de la vida y es ahí donde entra todo el proceso de crianza y educación, como hablar del tema de la sexualidad desde que el niño es pequeño y acorde con su edad.
“También ir enseñando al ser humano que podemos posponer el placer hacia lo que es más sano y conveniente. Hay ciertas cosas que tenemos que posponer, donde no todo lo que quiero debo obtener o que ante el primer berrinche ya me deben complacer, porque voy desarrollando el placer inmediato y no la fuerza de voluntad”, remarcó.
Asimismo, manifestó que no todo placer es sano ni todo placer debe darse de manera inmediata en el proceso de crianza y que en la adolescencia es muy importante la comunicación.
“Tenemos que educarnos como padres e incentivar la educación sexual desde pequeños para entender lo que nos pasa y cómo canalizar las emociones en nuestros momentos de la vida”, afirmó.
De igual manera, especificó que el placer sexual puede ser utilizado como un mecanismo de evitación del estrés, del fracaso escolar y los problemas que la persona va teniendo, entonces es relevante aprender a canalizar, no a tenerle miedo, sino a aprender.
“Cada cosa tiene su tiempo y su momento y tiene que estar acompañada; entonces yo voy aprendiendo a vincularme de una manera más sana, pero para eso hay que hablar mucho, pero ¿qué pasa si yo como padre le tengo miedo al tema?, ¿lo primero que hacemos es la prohibición, la condena y ponerle el rótulo de pecado?”, inquirió.
Pornografía como fuente de información
En caso de darse dicha situación, aseguró que entonces los hijos recurren a fuentes de información absolutamente distorsionadas y hoy con el smartphone los chicos acceden a la pornografía como fuente de información.
“Imagínense lo terrible que es esto, en vez de que sea mamá, papá, pediatra, sicólogo, sexólogo los que eduquen a nuestros hijos, es la pornografía la que está distorsionando absolutamente todo lo que tenga que ver con esa identidad sexual, con el conocimiento y se lleva a lo coital y no a lo afectivo”, remarcó.
Definió la sexualidad como todo lo que pensamos, sentimos y hacemos en relación con nuestro cuerpo y a los demás y que abarca dimensiones no solo biológicas, sino culturales, de valores y espirituales.
“Por eso es que necesitamos una educación integral en todos los ámbitos, porque cuando se empieza a dar este tema de la adicción a la sexualidad, es después de un proceso muy largo en donde yo adolescente, carente afectivamente, con autoestima baja, con inseguridades y con una falla del control de mis impulsos, empecé a encontrar calma a través de la conducta sexual compulsiva, una calma relativa y breve”, advierte.
Sobre el punto, aclaró que dicha conducta contamina el espacio mental de la persona, porque es como una droga, ya que se libera mucha dopamina, mucha serotonina y la persona queda enganchada como si fuera una droga.
Expuso que también se experimenta la abstinencia como si fuera una droga fuerte y real que produce un desequilibrio absoluto en la vida, porque ocupa el centro de toda la atención de la persona, entonces el tema es bastante grave como cualquier otra adicción y se necesitan esas redes familiares, escolares y espirituales de contención.
Sugirió que en muchos casos la adicción a la sexualidad se da cuando el ser humano sufrió abuso y Paraguay es un país donde la cantidad de abusos infantiles es muy alta, por lo que es importante la educación sexual.
“Como cristiano, educador y sicólogo voy a hacer una crítica. Muchos de mis colegas me dicen que no pueden enseñar educación sexual por miedo a que el Ministerio les sumarie, que le escachen o hagan una marcha frente a su casa acusándolos de ser un promotor de la promiscuidad, de la homosexualidad, de todos los temas que se están hablando tan irresponsablemente en las redes”, confesó.
A la vez, aseveró que lo que más necesita el país es hoy el consenso social que ponga a hablar de esos temas y a promover la educación sexual integral para poder preservar, prevenir a ayudar a los niños y adolescente que están en riesgo todos los días.
Finalmente, apuntó que el conocimiento es una de las herramientas fundamentales para lidiar con lo que nos pasa como seres humanos y que si el valor de la persona se construyó a través del afecto, la confianza, el vínculo, va a tener esa capacidad de evitar situaciones de riesgo y desarrollar una sexualidad sana, responsable e integral como ser humano desde los planos sicológico, espiritual y conductual.