Al arzobispo metropolitano apenas le sobra tiempo para responder algunas líneas a los medios de prensa o unos minutos para conversar durante su apretada agenda. A escasas horas de partir rumbo a Roma para encumbrarse como el primer cardenal del Paraguay, monseñor Adalberto Martínez reconoce que este viaje en particular es muy diferente a los que tuvo junto al resto de los obispos paraguayos.
“Este viaje es especial y distinto de los anteriores, porque a partir de mi creación como cardenal paso a formar parte del clero de Roma, lo que me constituye en un colaborador inmediato del Romano Pontífice, ayudando así al Santo Padre en el gobierno servicial de la Iglesia Universal”, comentó el prelado durante una fugaz conversación con Última Hora, llevada a cabo en los intersticios que –por momentos– dejan sus funciones como obispo castrense y titular de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción.
“Confío y me dejo guiar por las inspiraciones del Espíritu Santo, por ello siento que el Señor me llama a asumir esta responsabilidad que me encomienda la Iglesia”, afirmó.
Martínez partirá mañana por la tarde con destino a la Santa Sede para participar de la celebración del acto consistorio, en el que será ungido como purpurado junto a otros 20 nuevos cardenales.
A la consulta de qué llevará consigo para que lo acompañe en ese evento histórico, respondió: “Soy un devoto de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, la querida Chiquitunga, a quien muy pronto queremos ver en los altares como santa. Como siempre, pero sobre todo en esta ocasión muy especial, estarán muy presentes en mi corazón mi papá, don Aureliano, y mi mamá, doña Esmeralda (Chula), quienes ya gozan de la presencia del Padre Celestial y, estoy seguro, me acompañarán e intercederán por mí, junto a Chiquitunga”.
Fiel a su estilo sencillo, de “pastor con olor a oveja”, monseñor Adalberto dijo que a excepción de los momentos o los espacios que la liturgia y el protocolo lo exijan, “nada cambiará en cuanto a mi forma actual de vestir”.
“La sencillez siempre debe ser la característica del pastor, porque eso le acerca a su rebaño, al pueblo”, expresó al revelar que para acceder al costoso vestuario de cardenal recibió como regalo donaciones de feligreses católicos.
Respecto al mensaje que llevará o lo que le piensa expresar al Papa, contó: “Le transmitiré la gratitud de la Iglesia y del pueblo paraguayo por esta designación. También le confirmaré las expresiones de afecto y oraciones por su persona y nuestra fidelidad a su ministerio petrino”.
“La Iglesia Católica en el Paraguay, y en especial, este servidor, se adhiere plenamente al Magisterio del Santo Padre y asume el compromiso de impulsar sus orientaciones para conformarnos a la eclesiología del Concilio Vaticano II y a las opciones pastorales señaladas en el Documento de Aparecida”, dijo como evidencia de que la elección del Papa va en línea con la renovación eclesial y su apuesta por las periferias del mundo.
Durante toda la semana previa a su viaje, el arzobispo tenía en su haber una cargada lista de pendientes. Aun así, el pasado viernes aceptó la invitación de presidir una misa en la parroquia Santa Rosa, del barrio San Isidro de Lambaré. El templo estaba repleto de fieles, quienes aguardaban expectantes la presencia del flamante cardenal. “Nuestro estilo ha sido y seguirá siendo profundizar en la sinodalidad, es decir, escucharnos y caminar juntos como Iglesia y como sociedad”, refirió sobre su misión pastoral. “Trabajaré siempre en comunión con mis hermanos obispos de la Conferencia Episcopal, con el clero arquidiocesano y nacional, con los religiosos y religiosas, con los laicos, es decir, con todo el Pueblo de Dios que camina en el Paraguay”, concluyó.