18 oct. 2024

Sin lugar, sin condena y sin futuro

Fernando Boccia Torres – fernando-boccia@uhora.com.py

Hace unos días, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura presentó el informe Pabellón La Bronca. Se trata de un estudio acabado de la capacidad real de albergue que tiene el sistema penitenciario paraguayo. El trabajo de campo fue hecho por estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) de la Universidad Nacional de Asunción y consistió en verificar todas las cárceles del país para saber qué tantos presos pueden alojar, teniendo en cuenta el estándar de la Corte Interamericana de Derechos Humanos –que el Estado paraguayo debería respetar para no exponerse a una demanda– de una superficie de siete metros cuadrados de celda por cada prisionero.

La investigación no pudo ser publicada en un mejor momento: Una de las primeras medidas del nuevo Gobierno fue la declaración en emergencia de la infraestructura física de todas las cárceles y el consecuente anuncio de la construcción de cinco nuevas penitenciarías.

Las conclusiones del informe revelan que durante años diferentes gobiernos estuvieron maquillando las cifras sobre el hacinamiento carcelario. Hasta hace poco, el Ministerio de Justicia aseguraba que el sistema penitenciario tiene una capacidad máxima de 9.491 plazas, por lo cual había una sobrepoblación de alrededor de 5.000 presos. El estudio advierte que la capacidad real es solo de 4.310 plazas: La sobrepoblación es de 11.000 presos.

Si hace apenas un mes el Gobierno hablaba de una “emergencia” penitenciaria por la sobrepoblación de 5.000 presos, ¿qué se supone que haga ahora, que se duplicó la cifra?

En Tacumbú, al menos 200 personas duermen a la intemperie, debajo de los tinglados, en el suelo y con frazadas en mal estado: La desigualdad está presente en la ciudad, el campo y hasta en nuestras prisiones. Jarvis Pavão podía observar desde su suite vip a los pasilleros soportando la miseria a base de chespi. La sociedad se refleja en las cárceles.

Tanto el informe, como diferentes investigaciones académicas y organizaciones, advierten que el problema real no es la falta de infraestructura, sino el encarcelamiento masivo que se dio en las últimas dos décadas. Entre 2000 y 2018, los jueces comenzaron a colmar las prisiones de presos sin condena: Pasamos de 3.219 a 14.461 presos. En el mismo periodo, las leyes se fueron endureciendo cada vez más, atando de manos hasta a los jueces más garantistas.

Con este panorama, no hay prisión que aguante el ritmo del Poder Judicial. Dante Leguizamón, comisionado del Mecanismo, advirtió que con este flujo de presos será necesario construir unas 22 nuevas penitenciarías para descongestionar el sistema.

Para colmo, esta ola de leyes de mano dura y uso desmedido de la figura de la prisión preventiva ni siquiera se tradujo en una mayor seguridad ciudadana. Otro estudio académico de Inecip-Paraguay señala lo siguiente: La mayor cantidad de presos se concentra en Central y este es el departamento que muestra un crecimiento importante en la cantidad de delitos contra la propiedad; es decir que encarcelamos más gente en Central y a la par los delitos, como el hurto y el asalto, aumentaron en el mismo departamento.

El sistema penitenciario se encuentra sobrepasado desde hace al menos 15 años. Es un problema que atravesó cuatro gobiernos y ahora puede explotar en las manos de Mario Abdo. La solución de erigir más cárceles no es nueva. El gobierno de Cartes ya anunció lo mismo. La construcción de más penales parece ser la única respuesta que ofrece la clase política a esta crisis.

Manteniendo los niveles de encierro penal y presos sin condena, nunca habrá suficientes cárceles. Es más necesario un proceso a largo plazo, que involucre cambios legislativos y políticas públicas, y una toma de conciencia de que apostar por un sistema penitenciario más descomprimido a la larga se traduce en apostar por una mayor seguridad ciudadana.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.