13 sept. 2024

Sin noticias sobre renegociación del Anexo C de Itaipú

A pocos meses de la fecha límite para culminar la renegociación del Anexo C, la ciudadanía sigue sin conocer el planteamiento del Gobierno paraguayo sobre este fundamental emprendimiento que tiene Paraguay. Itaipú es una fuente de generación de energía renovable en un momento clave para el futuro de la humanidad, debido a la crisis climática. La mayor parte de los demás países del mundo no cuentan con esta oportunidad, por lo cual somos privilegiados. Pero, además, Itaipú provee recursos al Fisco y por el costo bajo de la energía, permite que los hogares ahorren en este servicio para destinar sus ingresos a otros bienes y servicios. Estas tres ventajas obligan al Gobierno a dar su mayor esfuerzo en un resultado positivo para Paraguay en el marco de una negociación en la que todos ganen.

Es preocupante que no sepamos nada de cómo está transcurriendo el diálogo con el Brasil. Para algunos analistas, el proceso está avanzando, lo cual significa que el Gobierno no es transparente ni está rindiendo cuentas. Para otros analistas, la negociación avanza dando lugar a una agenda de facto, enfocada en mantener el statu quo.

La cesión de energía a Brasil, el crecimiento del uso energético local sin perspectivas de desarrollo industrial, la comercialización de energía en ciertos sectores, como la criptominería y la minería de datos que generan poco valor agregado y empleo en el país, son algunas señales negativas en torno al caso.

Los expertos señalan numerosos ámbitos de negociación que podrían favorecer a Paraguay, como el uso de las aguas del norte, de los reservorios de las hidroeléctricas brasileñas, la posibilidad de agregarle más potencia a la hidroeléctrica e impulsar obras complementarias para que el río Paraná sea navegable en toda su extensión. Este río puede convertirse en un polo de desarrollo no solamente por la generación hidroeléctrica, sino también por el transporte, ahorrando de esa manera en la importación de hidrocarburos.

La venta de energía a precios de mercado podría ampliar el financiamiento de políticas en el ámbito de la innovación, ciencia, educación, infraestructura y salud. Sin impulsar el capital humano y la adaptación al cambio climático no solo se perderá el bono demográfico, sino también la oportunidad de aprovechar el grado de inversión.

La energía es un factor fundamental para el desarrollo. Paraguay necesita cambiar su modelo de crecimiento porque el actual está agotado, tal como ya se venía observando desde años atrás y que la pandemia expuso con espectacular crueldad. Después de años de crecimiento, la mayor parte de los trabajadores tienen ingresos bajos y volátiles y no disponen de ningún tipo de protección frente al desempleo o a un problema de salud. Las pequeñas y medianas empresas no cuentan con apoyo y la agricultura familiar está cada vez más abandonada.

Los hogares y la calidad de vida dependen del acceso a energía de buena calidad. La crisis climática acentúa la necesidad de contar con suficiente electricidad. Ya no es solo un lujo, sino una necesidad contar con heladera, agua y aire acondicionado, sobre todo si hay niños y personas mayores.

La estrategia de negociación debe tener como primer objetivo garantizar la energía que permita transformar el patrón de crecimiento hacia uno más industrializado, que genere empleos de calidad y que nos inserte globalmente con exportaciones de alto valor agregado. Sin embargo, la política que menos recursos tiene es justamente la industrial.

Paraguay tiene la oportunidad de mostrarle al mundo que puede convertirse en un país con altos niveles de crecimiento económico y bienestar social, utilizando energía limpia y contribuyendo con la sostenibilidad ambiental global.

El Gobierno, en lugar de garantizar transparencia y rendición de cuentas para tener a la ciudadanía cerca y apoyar su estrategia de negociación, se mantiene en silencio, por lo que posiblemente el resultado final no será el óptimo.

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