Los bombardeos contra la periferia sur de Beirut, bastión del movimiento chiita libanés, se producen al día siguiente de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusara al grupo proiraní Hezbolá de tratar de asesinarlo.
Hezbolá no reivindicó el disparo, pero la misión iraní ante Naciones Unidas afirmó que el grupo chiita estaba detrás del ataque.
El ejército israelí afirmó que bombardeó un “centro de mando” de Hezbolá y una planta subterránea de armas en Beirut.
También anunció que mató a tres milicianos en otros ataques en el sur del país.
Poco después reportó 70 “proyectiles” disparados desde Líbano en cuestión de minutos, algunos de los cuales fueron interceptados.
Además de la ofensiva que lleva a cabo en Líbano desde mediados de setiembre, el ejército israelí sigue bombardeando Gaza, donde lucha contra el movimiento islamista palestino Hamás, aliado de Hezbolá.
En Líbano, más de 50 localidades del sur del país fueron bombardeadas el domingo, según la agencia de prensa libanesa ANI, que reportó “14 ataques consecutivos” en solo 15 minutos contra el pueblo fronterizo de Khiam.
Hezbolá reivindicó por su parte disparos de cohetes contra la ciudad israelí de Haifa y contra tres bases militares en el norte, así como contra tropas israelíes en el sur de Líbano. Las guerras en Gaza y Líbano se producen, además, en un contexto de creciente tensión entre Israel e Irán. AFP-EFE