Vivimos en el presente, el mañana es lamentablemente eso, que “siempre viene, pero nunca llega”, aunque nos permite trazar objetivos, y el pasado ya no está, aunque recordarlo es importante para aprender sus lecciones. Al fin y al cabo, “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo” (George Santayana).
Insisto, no hay trabajo, y son muy pocas las oportunidades de crecimiento para los trabajadores, la criminalidad va en aumento, la atención a la salud es pésima, la educación deja mucho que desear. La podredumbre está en los tres poderes del Estado, pero hacen caso omiso, no la perciben. Como bien lo escribieron estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción en una manifestación, estamos “luchando mientras los nepobabies duermen”. Sí, ellos tranquilos cobrando su millonario salario que lo pagamos todos, siendo asesores sin título, entrando por la ventana a la función pública, festejando sus bodas con dinero público, con el único mérito de haber nacido en una familia de legisladores, mandatarios o vicepresidentes, empleados públicos, al fin y al cabo. Somos una República, una democracia, no una monarquía, señores y señoras.
Crudamente, lo publicó Última Hora: “Los objetivos de Gobierno de Peña pasaron a segundo plano y la campaña se intensificó para coloradizar todo el Paraguay. Se busca además posicionar a Pedro Alliana como candidato al 2028”. “Para reagruparnos todavía más y poder visualizar en el 2026, vamos a teñir de rojo a toda la República del Paraguay y lo digo sin pudor y sin vergüenza de aquellos que nos pueden criticar”, dijo el presidente Peña. Imagínense en qué están estos politicastros. Una vez más, preocupándose de las próximas elecciones, pero no de las próximas generaciones.
Por ejemplo, en el primer informe de gestión, hubo poco, puros proyectos, pero sobre todo repartiendo culpas hacia el Gobierno anterior, que, ¡oh, sorpresa!, era del mismo signo político del que está administrando el poder actualmente. Es así, realmente, vergüenza es lo que menos tienen, lo reconoció el propio jefe de Estado.
Los gobernantes de turno no ven los problemas, no oyen los reclamos de la ciudadanía, están adormecidos en la nube hedionda del poder. Ellos no saben de la vulnerabilidad en las calles porque no caminan por ellas sin su aparatoso operativo de seguridad. Ellos no conocen de la falta de medicamentos en los hospitales, porque no necesitan de la salud pública pagando sus caros seguros privados. No ven cómo las drogas están destruyendo a miles.
No se dan cuenta de que las remesas enviadas por los paraguayos en el exterior ya superan a lo que recibimos de la Itaipú. Hay que interpretar esos números. Última Hora lo detalló así: “En el acumulado desde enero al quinto mes del año, estos ingresos significaron USD 281 millones, conforme a los datos de la banca matriz”. En el marco del Anexo C fueron USD 241 millones en los primeros cinco meses del 2024.
Reitero, si seguimos votando a los mismos políticos, obtendremos el mismo resultado: Incompetencia, ineficiencia, negligencia, incapacidad, corrupción. No pretendamos cambiar las cosas tomando las mismas decisiones. Aunque haya sido ayer, feliz 14 de julio, si no se atiende, la historia se va a repetir.