Mediante su política de ordenamiento jurídico e institucional, el Gobierno, dentro de las coordenadas de la Constitución Nacional, los tratados y acuerdos internacionales así como las leyes y demás normas vigentes, propiciará un ordenamiento económico que permita que las instituciones clásicas de la economía de mercado puedan cumplir cabalmente con sus funciones. Imprescindible es la separación económica de poderes. Es decir que las instituciones que articulan la política fiscal y la monetaria que son la espina dorsal de la política económica de mercado, sean independientes de los grupos de presión, típicos de toda sociedad. Dichas instituciones pueden llamarse Ministerio de Hacienda o de economía y Banco Central y no deben ser distraídas de sus objetivos fundamentales, los fiscales y monetarios, por fuerzas ajenas al bienestar general. Además, dentro del ordenamiento institucional cobra relevancia la tarea de velar por el funcionamiento del régimen de competitividad más amplia posible que podrá estar a cargo de una oficina especial.
POLÍTICA FISCAL. El Gobierno debe orientar sus esfuerzos por lograr el equilibrio macroeconómico. Este último se articula en el equilibrio fiscal, la estabilidad monetaria, el crecimiento económico compatible con la justicia social y en las cuentas internacionales balanceadas. Se logra el equilibrio fiscal cuando la política de gastos está estrictamente vinculada a la política de ingresos, en la que la recaudación tributaria constituye su eje central. La política de gastos públicos, dentro de los límites establecidos por la recaudación tributaria, tendrá por objetivos la reactivación económica y la justicia social. Con la política fiscal se arbitrarán los medios para poner en práctica una mejor distribución del patrimonio y de los ingresos. La política de distribución de tierras y de ingresos se articulará fundamentalmente en la política tributaria. Por medio de ella, habrá de volverse oneroso para los latifundistas el mantenimiento de tierras improductivas en la medida en que el peso tributario sobre las mismas desaliente toda concentración. En materia de ingresos, la política tributaria favorecerá los estratos de menores recursos, concentrando su recaudación en los estratos medios y altos de contribuyentes. Se combatirá la evasión tributaria.
POLÍTICA MONETARIA. Mediante ella (la política del dinero, del crédito y del tipo de cambio) el Gobierno velará por la estabilidad de los precios con tendencia a disminuir la inflación. La política de créditos en un sistema de libre competencia y de sinceramiento contable reaccionará ante las señales de la tasa activa de interés, cuyos niveles de oscilación dependerán del costo de adquisición del dinero y del de la intermediación financiera, así como del encaje legal. Las tasas pasivas de interés de los ahorristas oscilarán por encima de la tasa de inflación a los efectos de estimular el ahorro, manteniendo el crédito a largo plazo a tasas relativamente bajas para inversiones productivas. Para estas últimas deberá fluctuar solo unos pocos puntos por encima de la tasa de interés para los ahorristas, de tal forma a fomentar simultáneamente el ahorro y el crédito. Para los préstamos comerciales, sin embargo, la tasa de interés deberá fluctuar libremente. Por otro lado, la política cambiaria respetará ciertamente las presiones normales del mercado, pero el Banco Central deberá poner en práctica los mecanismos por los cuales la tasa de cambio acompañe tendencialmente la tasa de inflación local.
POLÍTICA DE BALANZA DE PAGOS INTERNACIONALES. La balanza comercial y la de servicios deben estar equilibradas con la balanza de capital. El intercambio internacional de bienes y servicios deberá garantizar la demanda local por bienes de capital, bienes intermedios y bienes de consumo masivo, también del exterior, pero facilitando las posibilidades de expansión de los saldos exportables del país, dentro de los mecanismos de mercado. La aparición de saldos rojos en la balanza comercial y /o de servicios podrá tolerarse en la medida que el flujo de inversiones y préstamos al país compense la erogación de divisas que ocasionan aquellos. Lo importante es que las reservas monetarias internacionales que resultan de la adición de la cuenta corriente con la cuenta capital permitan atender holgadamente los compromisos financieros externos.