La esencia de esta página es la de hacer trueques, con la taxativa prohibición de utilizar dinero, ni realizar promociones ni ventas dentro de la misma.
En los primeros tiempos de funcionamiento de la página, el creador logró interesantes trueques y el mejor intercambio que consiguió fue el de una camioneta por una casita de contenedores.
Pero este sitio que nació como una opción para obtener cosas en trueque sufrió una explosión con la llegada de la pandemia, que trajo aparejada una gran crisis económica que impulsó a la gente a intercambiar cosas que ya no utilizaba por otras, ofreciéndolas a través de la página, provocando una especie de negociación de quién da más “por algo que ya no me sirve”.
Lo que nació como un sitio casi personal hoy tiene más de 240.000 seguidores, que a diario publican en el sitio un variopinto de cosas que desean intercambiar, desde adornos de Navidad, mesas, ropas, zapatos hasta objetos de mucho más valor como celulares, computadoras, heladeras o patines eléctricos.
“La página no es de ayuda; la gente está confundiendo un poquito las cosas. Cuando la creé y la registré, lo hice en realidad porque no tenía tiempo para andar vendiendo todas las cosas sin uso que tenía en mi casa, como ropa de bebés, cunas, andadores, cosas así, que son usadas y que ya tienen poco valor. Eran cosas por las que la gente ya no pagaría nada o casi nada”, explicó Iriberri.
Crear la página también fue para él la excusa perfecta para conocer a más gente dispuesta a hacer trueques de cosas o el de incluir a sus propios amigos interesados en intercambiar algún objeto que ya no usaba y que a otra persona podría servir.
En pandemia
Después de la creación de página, Iriberri comentó que se había estancado con unos 12.000 seguidores, hasta que llegó la pandemia, que hizo que mucha gente se quedara en su casa y dispusiera de más tiempo para indagar en Internet y recorrer las redes sociales en busca de cosas.
Estos hechos se unieron a otros, como el de una chica que quería casarse y ofrecía su anillo de bodas a cambio de algunos enseres domésticos para la casa que compartía con el amor de su vida y futuro esposo. Pero grande fue su sorpresa cuando los seguidores de Cambachivache decidieron organizarle a la chica una fiesta de bodas.
Esta anécdota hizo que la página explotara y se volviera en una gran atracción para ofrecer cosas en trueque. Su gran premisa es el no uso de dinero, solo trueques, se reafirma Iriberri.
Avalancha
Pero lo que nació casi como un hobbie, se convirtió en un verdadero torbellino para Iriberri, sobre todo en lo referente a la administración del sitio, tarea con la que colaboran 29 voluntarios, además de su esposa Carla Barbieri y su socio, Gonzalo Murcia. “Fue una idea personal, inocente, que ahora se convirtió en un monstruo”, reflexiona el creador.
Iriberri indicó que la pandemia también afectó fuertemente a su verdadero negocio gastronómico, La Cuina (cocina en catalán), que se dedicaba a organizar todo tipo de eventos, y que ahora derivó en la entrega por delivery de comidas, reparto que él mismo realiza cada día para sobrevivir.
En los difíciles tiempos que corren, en el que el dinero falta, comprar no es buen negocio. Es así que el trueque se volvió una gran opción que adquirió muchos adeptos gracias al sitio Cambachivache.
La Cifra
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