16 sept. 2024

Situación de mujeres afganas, visión abrumadora del futuro

Es sin duda un duro revés para los derechos humanos y en este caso en particular los derechos de las mujeres. Las afganas se encuentran enfrentando un oscuro panorama bajo el régimen talibán. Ahora una nueva regulación prohíbe que las mujeres hablen en voz alta en público y muestren sus rostros fuera de sus casas. Esta es una visión inquietante para el futuro de la humanidad, si se permite que la enfermedad del fanatismo siga avanzando, si el mundo permanece indiferente ante estos intentos de suprimir al otro.

Lo que el mundo está observando acontecer en Afganistán no es solamente el resultado de los excesos y barbaridades a los que nos puede conducir el fanatismo, sea cual sea su causa o su justificación. Todo fanatismo debe verse como una enfermedad, que como tal, debe ser erradicada antes de que continúe imparable su proceso de infectar y degradarlo todo.

La ley impulsada por el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, establece que las mujeres deben cubrirse el rostro y el cuerpo para evitar “causar tentación”, y se debe evitar el sonido en público o de la voz en alto de mujeres, incluyendo cantar, recitar, o hablar frente a micrófonos. Literalmente a las afganas se les ha prohibido hablar.

Desde que volvieron al poder en agosto de 2021, los talibanes comenzaron a imponer una serie de prohibiciones contra las mujeres, lo que las está dejando en una condición no solamente de encarcelamiento en el propio hogar, sino de absoluta invisibilidad. Con esto se inició un violento retroceso con una serie de restricciones para las mujeres y niñas. Ya no pueden ir al colegio o a la universidad, pues la educación les está vetada; han sido excluidas del mercado laboral, solo algunas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en ciertos hospitales para atender a mujeres y niñas. Deben estar cubiertas desde la cabeza hasta los pies; no pueden salir de su casa sin un hombre de parentesco cercano como padre, hermano o marido; están excluidas de la esfera deportiva; no pueden compartir el transporte público con varones, ni decidir con quién casarse, cuántos hijos tener e incluso cuándo mantener relaciones. Las mujeres no deben ser vistas, deben y pueden asomarse a los balcones o ventanas de sus casas, nadie las puede fotografiar, filmar o publicar imágenes de ellas y tampoco pueden ir al salón de belleza.

Este clima de opresión impuesto por los talibanes está generando un movimiento de resistencia pacífica, liderado por mujeres y niñas en todo Afganistán, ellas están peleando por sus derechos básicos y asumen un gran peligro. Recientemente se hizo pública una acción en las redes sociales, en la que se puede ver a las mujeres cantando en señal de protesta por la más reciente restricción impuesta por los talibanes, prohibir el sonido en público de la voz femenina.

“Nuestra voz no es Aurat (privada) y tentadora, tus ojos fabrican tentaciones” o “mi rostro no es tentación, tus ojos fabrican tentaciones”, son algunas de las proclamas que cantan, algunas con el rostro tapado en uno de los videos que circuló en redes sociales. Las mujeres decían estas consignas y mostraban carteles con la foto de líder supremo de los talibanes, el mulá Hibatullah Akhundzada, que rompen por la mitad.

Los talibanes dicen que estas medidas se determinan bajo la interpretación que hacen de la sharia o ley islámica. Pero no hay justificación alguna que pueda fundamentar la anulación de la existencia, los derechos y la dignidad de una persona. El mundo no puede contemplar indiferente estos hechos y, sobre todo, sería inadmisible dejar abandonadas a las mujeres afganas a quienes se está prohibiendo estudiar, trabajar, hacer deportes, y hasta hablar y cantar. Qué tipo de futuro sombrío le depara a la humanidad si permanece impasible ante las violaciones de derechos humanos tan básicos y fundamentales. La humanidad debe demostrar que ciertamente ha aprendido las duras lecciones que han dejado las guerras, las muertes, los campos de concentración, los pogromos y el apartheid, pero sobre todo debe entender que es imposible construir un mundo mejor sobre las bases del fanatismo, la intolerancia y la aniquilación y negación de la otra persona.

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