06 oct. 2024

Sobornos y soberanía del pueblo

En mi artículo pasado recordé la gravedad del soborno, delito penalizado duramente en la Constitución Nacional y las leyes porque pervierte y destruye el orden jurídico y la obligada transparencia de la administración pública.

Quedó claro que el soborno está además sancionado por la ética general y por la moral cristiana. Traté solamente del soborno de una persona a un funcionario o autoridad del gobierno o administración del Estado.

Hoy voy a recordar que todo soborno, llámese coima, mordida o cohecho, es delito grave y mucho más grave cuando se trata de sobornos de organizaciones e instituciones internacionales, que sobornan a una o varias naciones, con atractivas donaciones económicas y, al mismo tiempo, con diversos tipos de presión a los gobernantes y altos cargos de tales naciones, reforzando la presión y apoyándose además con el soborno a grupos profesionales e instituciones privados con poder de influencia en instituciones del Estado y en la opinión pública.

La malicia y gravedad de estos sobornos internacionales están analizadas y condenadas por la ética, la moral y el derecho. Por ética cívica los ciudadanos deben estar atentos y denunciarlas por sus alcances y consecuencias nefastas para la República.

Este tipo de presiones y sobornos internacionales es parte de una estrategia fraudulenta de poderes extranjeros para entrometerse en asuntos internos del país, imponiendo a todos los ciudadanos ideologías, políticas, culturas, objetivos y principios ajenos y contrarios a los de los ciudadanos, lo que logran con la anuencia permisiva de los responsables del gobierno y administración del Estado sobornados, quienes presuntamente representan los intereses y derechos del pueblo.

Este nuevo modelo de colonización y dominación de los pueblos está indiscutiblemente vinculado a fondos, donaciones, créditos y/o ayudas de toda índole y ha sido el vehículo para introducir la perversa Agenda 2030, uno de cuyos pilares es la ideología de género. En los Estados donde se ha desarrollado más, ya se ven los efectos desastrosos, sobre todo para las familias, niños (incluyendo también la despenalización y promoción del aborto), adolescentes, jóvenes y ancianos (amenazados con la eutanasia).

En nuestro país seguimos siendo presionados por la ONU, por la OEA y la Unión Europea. Recientemente la ONU ha “recomendado a nuestro Gobierno que adopte políticas de salud sexual y reproductiva, lo que implica despenalización del aborto: Esto atropella directamente nuestro ordenamiento jurídico y valores del pueblo paraguayo. Con igual falta de respeto a nuestra soberanía recomienda que se incluya la teoría de género en la educación obligatoria y que se anule la Resolución del MEC 933/2023, que aprueba el uso de los materiales “12 Ciencias” para educación de la sexualidad y la afectividad.

El texto y sobre todo las notas aclaratorias de la Ley 6659/20, que respalda el acuerdo con la Unión Europea sobre su donación económica a Paraguay, condicionada a que en nuestro país se incluya la ideología de género, evidencian que tal donación es un soborno internacional.

La OEA celebrará su próxima Asamblea en Asunción, en la que se pretende conseguir semáforo verde para obligar a nuestros países a crear leyes que impongan a los ciudadanos los objetivos genocidas de la ideología de género, con la despenalización y promoción del aborto y la eutanasia.

Si nuestras autoridades de los tres poderes del Estado se dejan sobornar y ceden a las presiones antiéticas e inmorales, que son contrarias a nuestra Constitución y orden jurídico, a las culturas paraguayas, a los derechos humanos y de los ciudadanos, que destruyen las familias (base fundamental de la sociedad), si esto sucede, estaremos en un atropello frontal a la soberanía del pueblo paraguayo (Art. 2 Constitución Nacional).

Más contenido de esta sección
Eduardo Villalba — @favillalba90