06 jul. 2024

Sobre fechas puntuales y procesos

¿Cuándo se conmemora el Día de los Héroes? Fue la pregunta de un comunicador a quienes paseaban por la Costanera asuncena. Ninguno pudo brindar la respuesta anhelada ¿Qué lecturas brindar ante tan triste realidad cuando se consultan rasgos del pasado?

Primeramente, el sistema educativo es perverso y no ofrece la posibilidad de desarrollo integral; el currículum brindado tampoco sirve de mucho para la vida, ya que –en la práctica– el énfasis es en lo puramente memorismo.

No hay una educación liberadora, sino en los papeles, con fines, metas y objetivos que hablan de un aprendizaje constructivista y que sirva a los estudiantes para defenderse en el entorno. Pero la vida cotidiana plasma otras circunstancias y se retroalimenta una sociedad apática, con pocas posibilidades de sobresalir o de luchar por sus derechos.

Desde las instituciones rectoras de la educación se hacen esfuerzos por la forma, pero no tanto por el fondo, con exigencias y normativas que rayan lo puramente anecdótico y para las apariencias, frente a lo cual el grueso del estudiantado emerge de colegios casi como autómatas que cumplieron los roles y requisitos para promocionarse; no obstante salen a la vida carentes de casi todas las herramientas que les ayuden a seguir forjando su propia existencia.

Pero vayamos al caso puntual sobre olvidos y ciertas ignorancias. No es precisamente que al saber una fecha o quiénes fueron los protagonistas de acontecimientos o hechos pretéritos que uno alcanzará un estadio superior en sus conocimientos. La consulta era sobre un día especial que, se supone, la mayoría maneja, ya que anualmente se celebran conmemoraciones y se rinde culto a los protagonistas.

Una de las lecturas que pueden surgir ante el desatino señalado es que, como el mismo sistema fomenta aún lo memorístico, tarde o temprano llega el tiempo del desapego ante el conocimiento alcanzado en algún momento, y del imperioso olvido que no permite comprender los motivos que generaron tales hechos o procesos históricos.

Puede que, incluso, muchos recuerden fechas y sean brillantes en la evocación, pero otra cosa es enfatizar en el contexto de tales hechos.

La mayoría de las veces puntualizamos el qué, pero no el porqué, es decir el análisis que surge alrededor de los acontecimientos, y que permiten una cabal comprensión incluso, con la lógica del pensamiento, para interpretar ese proceso histórico del cual deviene nuestra actualidad.

Cuando los temas fundamentales para toda sociedad no se perpetúan en el tiempo y no se contemplan los debates permanentes para analizar –aunque sea mínimamente– la evolución de los hechos, y tampoco se lleva al ámbito público el recordatorio de cómo llegamos hasta donde estamos, queda todo lo pretérito como una hoja en blanco y la desconexión con las generaciones anteriores es patente.

La sociedad no sabe acerca de quiénes le antecedieron, desconoce los procesos y, como lógica consecuencia, vuelve a cometer los mismos errores de tiempos idos, ya que no hay aprendizaje ni paradigmas con los que compararse, para desechar lo que le perjudica y aspirar a mejores días.

La prueba palpable está en la clase política que aún tiene las riendas del poder y sigue burlándose de la ciudadanía, que reivindica el mito del eterno retorno al volver a elegir a muchos de los que ya hicieron daño con sus tendales de corruptela.

En definitiva, aunque duela el olvido en torno a una fecha especial, más allá subyace una mayor ignorancia y casi nula capacidad de análisis y de criterio que debe sostener una sociedad sobre su pasado, y que le sitúa en un círculo vicioso del cual no podrá salir sin una educación liberadora, y sin hacer el contraste necesario entre lo que fue, lo que es y puede ser transformado, y lo que anhela para el futuro.

Por cierto, el Día de los Héroes se conmemora mañana, pero tal parece que muchos lo han olvidado.

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