Tania Tamara Villalba, de 19 años, relató a un medio argentino cómo escapó de las balas de la Fuerza de Tarea Conjunta y cómo hizo para sobrevivir en la selva durante tres meses con su prima Ana Villalba. Dos niñas de 11 años, María Carmen y Lilian Mariana Villalba, fueron asesinadas, otra menor, de nombre Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, conocida como Lichita, aún sigue desaparecida y la tía Laura Villalba que las acompañaba fue detenida.
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La joven narra que lograron escapar con sus primas Ana y Carmen Elizabet, además de su tía Laura, y que pasaron tres meses escondidas en la selva, huyendo de las balas y sobreviviendo con cocos, víboras y sapos, tras el ataque del 2 de setiembre del 2020, cuando la FTC celebró la muerte de las dos menores de nacionalidad argentina.
La sobreviviente cuenta que no pudieron regresar a la Argentina debido a la pandemia y que tuvieron que quedarse más en el bosque, hasta que se dio el ataque.
2 de setiembre del año 2020
Tania describe que ese día habían terminado de desayunar y que estaban todos dispersos, en su mayoría mujeres, cuando empezaron los disparos, sin ningún aviso.
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“Cuando intentó escapar alcanzó a ver cómo llevan a Lilita y escuchábamos que decían “regalo, regalo” y “barrera”, y de María escuchábamos los gritos de socorro”, revela la joven en medio de lágrimas, a la vez de mencionar que no se quiere imaginar todo lo que les pudieron llegar a hacer y que es evidente que las torturaron muy mal.
La testigo detalla que ellas caminaban y los helicópteros no dejaban de pasar sobre ellas.
Momento del escape
La menor desaparecida, Lichita, se encontraba con su tía Laura y varios días después se encontraron con Anita y Tania, además de algunos militantes del EPP, siempre siguiendo el testimonio de Tania.
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“Lichita estaba herida en la pierna izquierda, en la parte de la pantorrilla, tenía una herida muy grande, estaba totalmente pálida, muy amarillenta y tenía los ojos negrazos. Perdió mucha sangre. Nosotras nos enfocamos en el cuidado de Lichita, tratamos de buscar la manera de volver a casa, en todo momento. Lichita es muy fuerte, a pesar de la poca alimentación, la falta de agua, de medicamentos, ella se recompuso muy rápido con la ayuda de mi tía Laura”, explica.
Segundo ataque de la FTC
El 20 de noviembre tres militantes del EPP que acompañaban a las mujeres fueron asesinados por la FTC.
“Los disparos venían todos de arriba. Estábamos saliendo del monte, y ahí los disparos venían de los cerros, y nosotras estábamos en el campo pelado, sin posibilidad de nada. Con mis primas y mi tía nosotras rodamos y rodamos, y llegamos a un montecito finito, donde permanecimos ahí durante 15 días esperando a que algo pase, no sabíamos qué hacer, nada, esperamos simplemente, sin comida, y por dos días estuvimos sin hablar ni siquiera entre nosotras, sin comunicarnos, sentadas en el agua”, menciona.
También recuerda que los militares se estaban acercando y que inclusive olían los cigarrillos y que los gritos y disparos eran constantes.
“Lo que más temíamos era volver a encontrarnos con ellos, porque sabíamos que no íbamos a salir de esa, que íbamos a correr la misma suerte de Lilian y María”, asegura.
Última vez que vieron a Lichita y a su tía
Tania manifiesta que ingresaron nuevamente al cerro Guazú para buscar agua y comida con Anita, ya que Lichita estaba muy debilitada, pero que ya no pudieron volver, que se descompensaron varias veces, mientras que Lichita había recibido una herida de refilón en la cara y perdió sus muletas, por lo que hacía un doble esfuerzo arrastrándose y quedó con su tía Laura.
“Nosotras escuchamos ladridos de perros, cantos de gallinas y vamos detrás de los sonidos, y nos vamos alejando y alejando, hasta que ya perdimos la noción de dónde estábamos y dónde estaban ellas, y ya nunca más pudimos volver con ellas, a medida que tratábamos de acercarnos más nos alejábamos”, indica.
“Tomábamos nuestro orín, comimos víboras, sapos, cactus”
Tania no recuerda la fecha exacta desde que perdieron a Lichita y a su tía, pero especifica que pasaron varios días sin tener con qué cubrirse de la lluvia, con frío, hambre y que el lugar donde había agua era cerca de donde ocurrieron los enfrentamientos, por lo que les daba miedo volver.
“Durante la noche se escuchaban los disparos constantes y los gritos de los militares; y si salíamos cerca de un alambrado que encontramos, había unas lucecitas blancas que cuando nos acercábamos se volvían rojas y empezaban los disparos. Con Anita comíamos coco, a veces tomamos nuestro orín, comimos víboras, sapos, cactus. Estuvimos 30 días así, comiendo eso”, narra.
El 15 de diciembre encontraron una bolsa de agua y el diario de Lichita, quien relata que se había quedado sola en el lugar por tres días y que hace 12 días se había retirado de ahí, mientras que su tía Laura fue a buscar a ambas, Tania y Anita.
“En todo momento decía que, si conseguía agua y resistía, algún día la íbamos a encontrar”, interioriza Tania sobre los papeles encontrados.
De igual manera, dice que sin esperanzas ya de encontrar a Lichita salieron del monte y siguieron la corriente de un río, hasta que llegaron a una casa donde les dieron comida, ropa y les ayudaron a salir del lugar para llegar a Argentina el 23 de diciembre.
“Lo que yo sé es que a Lilita y María las torturaron vivas. Que Lichita tiene 14 años y se encuentra desaparecida. Laura tiene cuatro hijos acá en Argentina, estudió enfermería y estaba ejerciendo su profesión acá en Misiones... ¿cómo van a ser terroristas?”, responde ante la pregunta del periodista y las acusaciones de la Justicia paraguaya.