Una bala que lo cambia todo. A kilómetros de distancia dos jóvenes tuvieron un encuentro con la inseguridad que cambió sus vidas. Con meses de diferencia cada uno libra una lucha por la justicia y por la salud tras un atraco violento que puso en pausa sus vidas. William (18), de Ciudad del Este, lleva dos semanas en el hospital por un disparo a centímetros del corazón, y Pablo Javier Rodríguez (36), de Ñemby, convive desde abril de este año con secuelas de un disparo en la cabeza. Ambos tienen el proyectil aún en el cuerpo.
William (18) y Evelyn (20) caminaban de la mano rumbo a la casa de Evelyn sobre la avenida San José de Ciudad del Este. Eran las 00:38 del martes 27 de junio; fue un día largo como tantos, en los que el joven dio por terminada su jornada acompañando a su novia a su casa. William vende productos varios y caramelos a diferentes puestos de su ciudad, en un pequeño emprendimiento que le permite cursar la carrera de Administración de Empresas.
En imágenes del circuito cerrado se ve que cuando faltaban poco menos de cinco cuadras para llegar a su destino. La pareja pasa sin saber al costado de una moto estacionada donde dos personas simulaban tener una conversación casual, sin sospechar que metros más adelante, uno de esos dos hombres los interceptarían y William recibiría un disparo en medio del pecho, cerca del corazón, para despojarle de su teléfono.
Desde entonces, William lleva poco más de dos semanas en el Hospital Regional de Ciudad del Este. Donde su recuperación se da poco a poco. Guillermo Trulls, su padre, es quien hoy relata lo que pasa la familia. “No nos dieron casi posibilidad de vida, iba a ser un milagro si se salvaba” fue lo primero que le dijeron los médicos de Emergencias del Regional de Ciudad del Este. William ingresó directo a quirófano de una primera cirugía, que poco después necesitó una segunda intervención por un sangrado masivo que lo llevó a necesitar varios volúmenes de sangre.
Guillermo refiere que hace unos días William empezó a comer, aunque están centrados en su recuperación. Además, contó que trató de obtener datos del atraco, pero su hijo sigue con mucho miedo.
“Yo le digo que sea fuerte, trajimos hasta un sicólogo para ayudarle. Él y su novia están con miedo”, relata Guillermo y agrega que William atinó a compartir un poco de lo que pasó y enfatizó que aún no comprende la innecesaria violencia. “Me dijo, papá yo le entregué mi celular”, comparte Guillermo.
William vive en Ciudad del Este, mientras que su padre en Asunción. El padre ahora considera traer a su hijo para que se recupere a la capital atendiendo a la conmoción que tiene.
“En el video se ve más claramente a uno de los delincuentes, que digo delicuentes, más bien asesinos. Queremos llegar a él, que es el acompañante para llegar a quien disparó”, señaló el padre. El caso se encuentra a manos de la Policía y la Fiscalía, refiere Guillermo y comenta que llegaron a él datos sobre testigos que vieron a los motoasaltantes en otro violento atraco. Por el caso hay un detenido.
“Son un peligro para la ciudadanía; esperemos que los agarren y no los dejen sueltos por que sí otra vez. Necesitamos que esto se tome en serio, la seguridad tiene que ser prioridad. Y la salud también, hoy nos dimos cuenta como familia después de esto que nos pasó” reflexiona Guillermo.
Esperanza en la espera
En abril de este año, Pablo Javier Rodríguez salía de una lomitería para iniciar su ronda de entrega de pedidos. En el camino, dos motochorros lo abordaron para despojarlo de su celular, y sin más justificación le dispararon en la cabeza. El proyectil permanece aún ahí sin posibilidad de intervención y la vida de Pablo se mantiene en constante zozobra. A tres meses del suceso, su madre Luisa Rodríguez relata que su hijo no puede retomar su vida laboral y encara la llegada de su primer hijo. El panorama en tanto es complicado, Pablo no puede realizar muchos movimientos por lo delicada de su situación y espera que un encefalograma programado para el 28 de agosto, le brinde un mejor panorama.
“Nosotros como familia nos quedamos por la mitad, es como que no nos podemos volver a recuperar de esta violencia que nos hicieron. Nos da tristeza verle a él así es un muchacho trabajador que va a ser papá y el no va permitir que alguien le mantenga y esa es su política. Está deseoso de que este estudio le revele lo que se le permita hacer”, expresó la madre de Pablo, también esperanzada por un mejor panorama médico.
Luisa enfatizó que del caso nada se sabe y las posibilidades económicas le limitan para seguir en la búsqueda de justicia. “De la fiscalía y la Policía no sabemos absolutamente nada, como somos de escasos recursos no vieron nada, yo tuve que llevar las notificaciones y los testigos. No sé, cómo está el caso por que no me puedo ir más, por que el caso cayó en J. Augusto Saldívar”, explicó Luisa.
En ese sentido, resaltó: “No tenemos justicia, esa noche hubo una seguidilla de asaltos que fue posiblemente realizados por el mismo grupo y nada de nada. Eran dos personas muy jóvenes, me dijo mi hijo, no puede ser que no haya ningún rastro, que no haya quedado nada”.
Nosotros, como familia, nos quedamos por la mitad; es como que no nos podemos volver a recuperar de esta violencia que nos hicieron. Nos da tristeza verle a él así, es un muchacho trabajador que va a ser papá.
Luisa Rodríguez, madre de Pablo Javier Rodríguez, delivery baleado.
Menores asaltan y hieren a chofer y pasajeros de bus
Tres menores de 14, 15 y 16 años, respectivamente, fueron detenidos, luego de protagonizar un asalto a mano armada en un bus sobre la avenida Eusebio Ayala y Lapacho de Asunción. Desde allí se inició una persecución que culminó sobre la calle Mariscal Estigarribia y Saturio Ríos de Fernando de la Mora. Los autores abordaron otro bus en su intento de huida.
Agentes de la Comisaría 16ª Metropolitana, señalaron que Darío Alonso Barreto (48), chofer de la Línea 31, resultó herido, además de Vanina Estigarribia, una pasajera, a quienes le alcanzaron algunos vidrios rotos, producto de un disparo dentro del colectivo.
Sobre el hecho, la ministra de la Niñez, Teresa Martínez, dijo ayer que los adolescentes infractores “estan solos, fuera de la patria potestad de los padres y metidos en las drogas, motivos principales por los que caen en la delincuencia”.