Del reclamo pasaron al fastidio los representantes de la Sociedad Paraguaya de Pediatría, cuya presidenta, la Dra. Ana Campuzano, reveló que le requirió en su momento al ministro de Educación, Juan Manuel Brunetti, que los docentes no vacunados tengan vedado impartir clases presenciales. Esto por el riesgo que constituye para los menores de edad que aún no tienen la posibilidad de inmunizarse contra el Covid-19.
Ha quedado demostrado que el no recibir ambas dosis anti-Covid, y de infectarse con la variante delta circulando, pueden contagiar a todo un grado; tal como ocurrió en una institución educativa de los Estados Unidos, donde una docente –que se quitaba la mascarilla para leer en voz alta– desparramó el virus a una docena de alumnos.
“Ya todo en poder del ministro de Educación. Ya dije diez veces que los docentes no vacunados no deben estar a cargo de los estudiantes: Ningún maestro ni personal de una institución educativa no vacunado debería asistir a las escuelas por conciencia. No deben estar a cargo de los niños que van al colegio, ellos deben estar seguros”, indicó.
Tanto desde el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) como desde el Ministerio de Salud Pública (MSP) intentan poner paños fríos a esta situación que supone un dilema a zanjar: La vacunación no es obligatoria y, pese a la amenaza de una versión más virulenta del Covid, es impostergable el retorno a la presencialidad en las escuelas, tras año y medio de virtualidad.
De los 7.328 docentes que aún faltan vacunar, más de 4.000 siguen dictando clases en aulas. El resto cuenta con certificado de vulnerabilidad y siguen impartiendo clases desde sus domicilios.
El ministro Juan Manuel Brunetti, titular del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), considera que lo acontecido en EEUU es un caso casi marginal, ya que no existen otros reportes de contagios masivos que hayan tenido lugar dentro de las aulas.
Comentó que establecieron una mesa técnica con el equipo del MSP, en la que se analizó ese escenario sobre el riesgo sanitario del regreso a las escuelas. “Los chicos, salvo que tengan enfermedad de base o algún tipo de situación muy específica, el impacto (de esta enfermedad) sobre ellos es muy mínimo, en términos estadísticos”, expuso.
Indicó que los padres, de cualquier manera, tienen la libertad de no enviar a sus hijos y “no solamente de los que tienen enfermedad de base, sino de quienes tienen alguna abuelita con enfermedad de base en la casa u otra persona vulnerable, también están haciendo virtual”. Es por eso que se mantuvo –dijo– durante todo este año el modelo híbrido. “La voluntariedad del padre de enviar o no a su hijo está respetada durante el proceso; no así la del docente que debe asistir a clases para sostener el proceso educativo”, lanzó.
Brunetti mencionó que no recibió sugerencia alguna de las autoridades sanitarias en cuanto a impedir o limitar la presencia en aula de docentes no inmunizados.
Para la Dra. Adriana Amarilla, directora de Promoción de la Salud, antes que limitar la presencia de los docentes no vacunados en las instituciones educativas lo que se debe atender es el cumplimiento de las medidas sanitarias recomendadas: lavado de manos, distanciamiento, uso correcto de tapabocas y ambientes ventilados con buena circulación de aire. “Pienso que debemos enfocarnos en los protocolos vigentes”, respondió al citar que el caso de la maestra supercontagiadora incumplió con una de esas indicaciones al quitarse de tanto en tanto la mascarilla.
A su criterio, lo fundamental es apegarse a todas las medidas de protección y prevención. A esto se suma la “ventilación cruzada”; esto significa que deben estar abiertas tanto las ventanas como la puerta de acceso y salida para una correcta circulación y renovación del aire.
Si esto no se cumple, si uno se quita y pone de forma temeraria la mascarilla –más aún si está con síntomas respiratorios–, el riesgo de contagio es muy alto.
- 4.328 docentes de los niveles básico y medio, aproximadamente, aún no se aplicaron la vacuna anti-Covid.
- 95 por ciento del sector de los educadores sí acudió al llamado de vacunación, de un total 80.000 docentes.