23 sept. 2024

Soja x celular

Los jóvenes quieren nuevos smartphones y el Estado no los capacita para que los puedan comprar. En forma simple se podría decir que los dólares que se reciben por exportar granos desde el Paraguay son los que se usan para pagar lo que se importa desde el exterior. Vendo soja para comprar celulares. En Paraguay se debe agregar que, en parte, esos celulares son para los jóvenes paraguayos, pero la mayor parte es para revenderlos al Brasil. Solo soja por celular ya no es un buen negocio. Veamos.

En el cuadro anexo están los datos duros del BCP. En sencillo. Convirtiendo a números índices, si a agosto del 2023 se vendieron 100 toneladas de soja, a agosto del 2024 se vendieron 46 toneladas más. Aplausos a la productividad agrícola nacional. Pero, oh sorpresa, si en 2023 esas 100 toneladas ingresaron al Paraguay 100 dólares en total, en el 2024 nos encontramos con que, con 146 toneladas, enorme crecimiento, apenas pudimos traer 107 dólares, 7 adicionales. Un sojero diría que es una miseria. Y tiene razón. Los precios promedio por tonelada cayeron 27%. Es el reflejo de la volatilidad de los precios internacionales en los mercados de productos primarios. En otras palabras, cada vez más la soja rinde menos celulares. Los rateritos de celular no lo saben, pero lo intuyen: Algo anda mal. No hay plata.

PRIMITIVISMO PRODUCTIVO

Esta realidad no puede ser cambiada a menos que la matriz productiva paraguaya sea transformada desde el primitivismo productivo hacia un nuevo modelo con enfoque desarrollista: La economía industrial y la del conocimiento. Eso supone admitir que existe un orden económico mundial de centro y periferia. Ya lo decían Raúl Prèbisch y Celso Furtado. Actualizando, hay centros industriales y digitales con periferias agropecuarias, en un modelo de deterioro permanente de términos de intercambio que es estructural. El mercado por sí solo no va a resolver esta asimetría. El Paraguay es una evidencia empírica. El Estado no existe y no hay desarrollo humano. Se necesita la intervención del Estado en forma activa para industrializar el país y para capacitar a su población en la economía del conocimiento, con el propósito de mitigar las brechas.

Esto es totalmente lo opuesto a lo que está haciendo el actual Gobierno nacional, que se limita a buscar el triple equilibrio monetario, cambiario y fiscal. Nada menos y nada más. El único objetivo es mostrar buenos números al FMI y al Banco Mundial, lo que no está mal, “pero que si esos números no llegan a la gente no sirven de mucho”, según el mismo ministro del MEF en reciente entrevista a Telefuturo. Se recauda poco, se gasta mal y no se invierte en la gente de carne y hueso.

Nadie habla de cuál es el tipo de cambio de equilibrio industrial, para producir y consumir más productos nacionales. Ni en productos agrícolas para el consumo interno estamos pudiendo satisfacer. Crece a cada año la importación de frutas, verduras, pastas de harina, jugos y productos alimenticios en general. La inflación en hortícolas por insuficiencia de oferta habla por sí sola. Nadie habla de cuál es la tasa de interés ideal para motivar a los inversores, nacionales y extranjeros, a instalar sus fábricas en el Paraguay. Nadie habla de sustituir importaciones. Ni un contrabandista está preso. Nadie habla del impacto en plata de la corrupción institucional generalizada, en especial en la Justicia, lo que desalienta al emprendedor.

EL DESARROLLISMO

Hay un desarrollismo estructural que se opone a la economía neoclásica y neoliberal que es practicada por el gobierno actual. El hecho de que el Paraguay esté ya pagando 1.077 millones de dólares por año en intereses al ahorro externo, más que los 950 millones de dólares que invierte en lo público, y que eso sea casi todo lo que se gasta en educación y salud, 1.300 millones de dólares por año en cada sector, respectivamente, y que así el país no se desarrolle, debe llamarnos la atención. El país crece, pero no se desarrolla. Hasta el subsidio del transporte público se paga con bonos soberanos. Una vergüenza.

No puede ser que el Paraguay crezca 17 años al 4 % anual acumulativo y que los emigrantes hayan sido tantos que envían en remesas 621 millones de dólares en el 2023, más que los 535 millones de dólares de la Itaipú Binacional. Ojo con esto. Algunos quieren acusar al desarrollismo de populismo. Existen desarrollistas, y otros progresistas, irresponsables, como hay libertarios irresponsables. Fernández y Milei, ambos hasta ahora, son verdaderos gerentes de la pobreza.

El desarrollismo es un modo de coordinación económica del capitalismo en el cual el Estado interviene moderadamente en la economía y tiene una perspectiva nacionalista. El mercado debe llegar al Paraguay, pero con un réferi no bombero. Hoy tenemos un capitalismo de secuaces. Se entiende que el Estado-nación es importante, y que para que la nación mejore en su calidad de vida hay que hacer eficiente al Estado regulador y transformador de la realidad. De boca para afuera, la prédica de los países desarrollados era contraria, estimulaban la apertura de los mercados y el Estado mínimo. Pero practicando el nacionalismo con un Estado presente. Trump es un ejemplo. Nada mal. Está en su derecho de hacerlo. Pero no deben negarnos a nosotros la misma posibilidad. Usan la escalera y luego cuando nosotros vamos a escalarla chutan la herramienta para que no podamos subir. Ha-Joon Chang tiene razón, léanlo.

CONCLUSIÓN

En el mundo todo, como prueba de que no hay resultados, hoy tenemos ya una recesión geopolítica, nacionalista, con fragmentación mercadológica, que justamente tiene todo que ver con la insatisfacción de la población mundial con los beneficios prometidos por la economía neoclásica y el neoliberalismo. Ni me hablen de guerras, de que las hay, las hay. Podemos desaparecer en modo atómico en cualquier momento. Evidencias empíricas están por todo el planeta. No me estoy refiriendo al nacionalismo ético o cultural, eso es horrible. De eso se encarga la comisión garrote. Estoy hablando de otra cosa.

El actual gobierno nos engatusa con un nacionalismo cultural, como religión laica, que es una falacia narrativa cruel e inhumana. Con una enorme corrupción y una bajísima presión tributaria, con lo que ya no se puede invertir, endeuda al país al máximo límite posible sin transformar absolutamente nada. La calidad de vida sigue deplorable. Y para peor, los malgastos, nepos y robos no le dan legitimidad alguna para salir a cobrar impuestos. Mantiene a la gente en el hambre, la enfermedad, la ignorancia y la pobreza. No produce ni los alimentos suficientes para que la población pueda nutrirse y abre indiscriminadamente su mercado, incluso permitiendo el contrabando, desanimando a los emprendedores locales que podrían sustituir importaciones. La UIP lo sabe. Todo esto debe cambiar. En el 2028 debe llegar un gobierno nacionalista de verdad, a la moda global, que transforme la realidad para el bienestar de su gente. Quien tiene hambre tiene prisa. Ya falta poco. Saludos cordiales.

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