En el cuadro anexo están los datos duros del BCP. En sencillo. Convirtiendo a números índices, si a agosto del 2023 se vendieron 100 toneladas de soja, a agosto del 2024 se vendieron 46 toneladas más. Aplausos a la productividad agrícola nacional. Pero, oh sorpresa, si en 2023 esas 100 toneladas ingresaron al Paraguay 100 dólares en total, en el 2024 nos encontramos con que, con 146 toneladas, enorme crecimiento, apenas pudimos traer 107 dólares, 7 adicionales. Un sojero diría que es una miseria. Y tiene razón. Los precios promedio por tonelada cayeron 27%. Es el reflejo de la volatilidad de los precios internacionales en los mercados de productos primarios. En otras palabras, cada vez más la soja rinde menos celulares. Los rateritos de celular no lo saben, pero lo intuyen: Algo anda mal. No hay plata.
PRIMITIVISMO PRODUCTIVO
Esto es totalmente lo opuesto a lo que está haciendo el actual Gobierno nacional, que se limita a buscar el triple equilibrio monetario, cambiario y fiscal. Nada menos y nada más. El único objetivo es mostrar buenos números al FMI y al Banco Mundial, lo que no está mal, “pero que si esos números no llegan a la gente no sirven de mucho”, según el mismo ministro del MEF en reciente entrevista a Telefuturo. Se recauda poco, se gasta mal y no se invierte en la gente de carne y hueso.
Nadie habla de cuál es el tipo de cambio de equilibrio industrial, para producir y consumir más productos nacionales. Ni en productos agrícolas para el consumo interno estamos pudiendo satisfacer. Crece a cada año la importación de frutas, verduras, pastas de harina, jugos y productos alimenticios en general. La inflación en hortícolas por insuficiencia de oferta habla por sí sola. Nadie habla de cuál es la tasa de interés ideal para motivar a los inversores, nacionales y extranjeros, a instalar sus fábricas en el Paraguay. Nadie habla de sustituir importaciones. Ni un contrabandista está preso. Nadie habla del impacto en plata de la corrupción institucional generalizada, en especial en la Justicia, lo que desalienta al emprendedor.
EL DESARROLLISMO
No puede ser que el Paraguay crezca 17 años al 4 % anual acumulativo y que los emigrantes hayan sido tantos que envían en remesas 621 millones de dólares en el 2023, más que los 535 millones de dólares de la Itaipú Binacional. Ojo con esto. Algunos quieren acusar al desarrollismo de populismo. Existen desarrollistas, y otros progresistas, irresponsables, como hay libertarios irresponsables. Fernández y Milei, ambos hasta ahora, son verdaderos gerentes de la pobreza.
El desarrollismo es un modo de coordinación económica del capitalismo en el cual el Estado interviene moderadamente en la economía y tiene una perspectiva nacionalista. El mercado debe llegar al Paraguay, pero con un réferi no bombero. Hoy tenemos un capitalismo de secuaces. Se entiende que el Estado-nación es importante, y que para que la nación mejore en su calidad de vida hay que hacer eficiente al Estado regulador y transformador de la realidad. De boca para afuera, la prédica de los países desarrollados era contraria, estimulaban la apertura de los mercados y el Estado mínimo. Pero practicando el nacionalismo con un Estado presente. Trump es un ejemplo. Nada mal. Está en su derecho de hacerlo. Pero no deben negarnos a nosotros la misma posibilidad. Usan la escalera y luego cuando nosotros vamos a escalarla chutan la herramienta para que no podamos subir. Ha-Joon Chang tiene razón, léanlo.
CONCLUSIÓN
El actual gobierno nos engatusa con un nacionalismo cultural, como religión laica, que es una falacia narrativa cruel e inhumana. Con una enorme corrupción y una bajísima presión tributaria, con lo que ya no se puede invertir, endeuda al país al máximo límite posible sin transformar absolutamente nada. La calidad de vida sigue deplorable. Y para peor, los malgastos, nepos y robos no le dan legitimidad alguna para salir a cobrar impuestos. Mantiene a la gente en el hambre, la enfermedad, la ignorancia y la pobreza. No produce ni los alimentos suficientes para que la población pueda nutrirse y abre indiscriminadamente su mercado, incluso permitiendo el contrabando, desanimando a los emprendedores locales que podrían sustituir importaciones. La UIP lo sabe. Todo esto debe cambiar. En el 2028 debe llegar un gobierno nacionalista de verdad, a la moda global, que transforme la realidad para el bienestar de su gente. Quien tiene hambre tiene prisa. Ya falta poco. Saludos cordiales.