El jurado internacional de la Bienal consideró al estudio merecedor del galardón por “aprovechar los materiales simples, el ingenio estructural y de obra no calificada para acercar la arquitectura a comunidades marginadas”.
“Fíjense en la banderita que tiene la obra que hicimos; está dedicada a nuestra gente, a todos los que tanto nos han enseñado, a mis maestros: maestro albañil, maestro pintor, maestro carpintero y maestro mayor de obra; se lo debemos a ellos”, comenta aún emocionado Solano Benítez a ÚH, con relación a la presentación.
LA OBRA. Su trabajo, ubicado en la entrada del Pabellón Central de la Bienal, muestra el ladrillo como un material de bajo costo y fácil producción, que representa su compromiso con una arquitectura “disponible para todos”, que entrega la versatilidad necesaria para levantar buenos proyectos con pocos recursos.
“ Nosotros hemos entendido que se hace para aprender y se aprende haciendo; cuando uno quiebra los límites de la disciplina nadie conoce lo que aparece como nuevo y necesita la inteligencia y el compromiso colectivo para poder ser”, explica Benítez, quien está “muy agradecido con todos quienes aportan su inteligencia y coraje en este proceso”.
La XV Bienal de Arquitectura de Venecia estará abierta hasta noviembre y en esta ocasión está dirigida por el arquitecto chileno Alejandro Aravena, reciente Premio Pritzker, y tiene como lema central “Reportando desde el frente”, con la intención de fijarse en nuevas propuestas que tienen como objetivo la mejora de la calidad de vida de la gente.