Sus familiares realizaron una pollada en la esquina de 21 Proyectada y Rojas Silva, para afrontar los gastos que conlleva su recuperación.
“Se portaron muy bien con nosotros los vecinos; están haciendo lo que debería hacer el Estado. Hay una sentencia firme, pero nadie se quiere hacer cargo”, expresó su padre, que lleva su mismo nombre y uno de los que estuvo cocinando los pollos para la venta.
Pereira aseguró que al principio recibían ayuda por parte de la Policía Nacional, pero un tiempo después el dinero que recibían dejaron de percibir, ni bien asumieron nuevas autoridades.
Richar debe afrontar su tratamiento médico, sesiones de fisioterapia, además de hacerse cargo de su hogar, ya que tiene dos hijos que alimentar.
Su padre afirma que a pesar de la difícil situación, Richar se mantiene positivo.
Sigue trabajando en su taller donde repara celulares, pero el dinero que gana no le alcanza para afrontar los gastos que le dejó como herencia la brutalidad policial.
Por lo sucedido, el oficial Johnie Orihuela fue condenado a 20 años de prisión y el comisario Jorge Zárate, a 11 años de encierro.