Que se vean los profesionales de la medicina y la enfermería, la atención a la salud que se cae a pedazos y no les importa lo suficiente. El mismo desprecio para la seguridad, para la educación. Que siga nomás la embriaguez por el derroche.
Conste que la paciencia tiene límites, la historia está llena de ejemplos. Están tentando a la mansedumbre de la ciudadanía, y los confines del sosiego van a aparecer en algún momento seguramente.
El otro es un pelele, haciendo apología del amo sempiternamente, pero es una marioneta de las que no hacen felices a los demás, sino de las que arrancan lágrimas en las carnestolendas realizadas con el dinero público. Últimamente, fue un paradigma del “haz lo que yo digo y no lo que yo hago” en este maltrecho país. El monigote prefirió ese papel en la historia nacional, pero el pico de estrés es por la celebración del cumpleaños y por el buen pasar deportivo de una Selección. Hay también muñecos émulos en el Parlamento, de múltiples colores. Ninguno de estos está pensando en el interés general, en cómo mejorar los servicios gubernativos, porque prefieren vivir en sus mentiras, en un mundo paralelo, en un multiverso de placeres a costa del erario.
Mientras tanto la ley duerme, con una persona más senadora que muchas otras esperando que se haga justicia. La podredumbre sigue expandiéndose, con los isópteros entre nosotros, con la apetitosa madera confundida con la institucionalidad, con la Constitución Nacional, con el Estado de derecho, despojado de cualquier atisbo de prosperidad para la verdadera mayoría.
Los pronósticos, no solamente los meteorológicos, no son buenos. Las tormentas continuarán por bastante tiempo antes de que llegue la calma social. Los augurios son nefastos en las condiciones actuales, y hoy mismo habrá señales de ese dizque mayoría habilitada por los votos en el juego democrático. Habrá sido seguramente algo lúdico para que actúen de esa manera, con arrogancia, prepotencia y autoritarismo, sin un ápice de tolerancia para las minorías en ese recinto.
Lo que subrayó el clero viene al dedillo. “La concentración indebida del poder lo vuelve excluyente y distorsiona la autoridad hacia el autoritarismo, lo que a su vez propicia la vulneración de derechos sociales, políticos y económicos fundamentales, creando un ambiente de miedo y sumisión. Los abusos de poder debilitan la confianza en las instituciones democráticas. La subordinación de las instituciones públicas al poder económico subyuga voluntades e impide un ejercicio democrático más genuino, no limitado solamente a elecciones periódicas”, leemos en la carta de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP). Tenían que dejar el testimonio.
Por otro lado, no hay novedades sobre el Anexo C de Itaipú, y aquí sí se puede escribir sin apelar a los subterfugios de la lengua. No hay por qué evitar a los troles digitales que no le hacen favor al debate, sino que embrutecen aún más las plataformas de la red. Supuestamente, este mes tendremos un nuevo documento que regirá las “bases financieras y de prestación de los servicios de electricidad”. Dijeron gua’u que habría reuniones semanales, pero desde entonces más silencio, o sea, ¿o se están encontrando a hurtadillas o no hay nada? Es complejo este asunto de la energía eléctrica, especialmente la limpia y renovable, porque tiene un valor inconmensurable en estos tiempos, y me parece que no existe un compromiso idóneo o una cabal comprensión del tema por parte de los responsables de las negociaciones. ¡Jahechata!