24 jun. 2025

Solo es consistente el rugir del motor

Sergio Cáceres Mercado

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

caceres.sergio@gmail.com

Poco éxito ha tenido el intento de hacer una versión cinematográfica de lo que originalmente es un videojuego. A diferencia de la novela, el cuento o la obra teatral, un videojuego no tiene sustancia construida de la cual pueda agarrarse el guionista; este debe inventar una situación en la cual se puedan identificar algunos personajes que aparecen en los distintos niveles del juego, así como sus peculiaridades más conocidas.

Need for Speed pasa a engrosar la lista de fracasos, e incluso pensamos que ni siquiera se hubiese intentado llevar a cabo. Una historia ramplona, mera excusa para ver autos deportivos, es la que intenta vertebrar la película. Sin embargo, es tan endeble el argumento que al final lo único que queda es relajarse y disfrutar de la serie de carreras. Peca de predecible hasta el colmo, aunque se salva por algunos momentos de humor. Tan frágil es la historia que hasta los personajes carecen de profundidad. Simplemente están ahí insinuando algo, como cuando aparece un personaje nuevo al pasar de nivel en el videojuego: no sabemos de dónde salió, solo que debemos vencerlo para seguir jugando.

Eso sí, la película es una de las más ensordecedoras de la historia. El montaje de sonido se concentró en el rugir de los supermotores y en el chillido de neumáticos contra el asfalto.

Alguna vez Michael Keaton afirmó que es muy selectivo con los guiones. Con esta película y otras como Robocop, hace rato nos dimos cuenta que lo dijo solo en broma.

Calificación: *1/2 (mala a regular).