26 nov. 2024

Sólo un 19,7% de cátedras científicas lo ocupan mujeres

Sólo el 19,7% de los puestos altos de la carrera científica lo ocupan mujeres. La directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia concluye que la brecha de género “sigue siendo desproporcionada”.

El porcentaje de mujeres investigadoras en España es del 38,47% y su participación aumenta más que la de los hombres en todos los sectores -universidad y empresas-, sin embargo los datos son otros en el escalafón más alto de la carrera científica: sólo el 19,7% de las cátedras las ocupan mujeres.

Estas son algunas de las cifras del informe Científicas en cifras 2013, estadísticas e indicadores de la (des)igualdad de género en la formación y profesión científica, elaborado por la Unidad de Mujeres y Ciencia (UMyC) de la Secretaría de Estado de I+D+i, con datos propios y del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Según este documento, el porcentaje de investigadoras en España se mantiene prácticamente desde 2008, una cifra que en 2012 fue del 38,47%, por encima de la media europea, un 33% (dato de 2009 y corresponde a la última estadística europea).

La tasa anual de crecimiento del personal investigador ha sido del 5,21 % para mujeres y del 3,92 para hombres desde 2002 a 2012, una subida que ha sido mayor para ambos en el sector empresarial.

Aunque en las administraciones públicas la presencia es mayor, se da una reducción relevante, pasando del 48,2 al 46,8%, lo que podría deberse a la no renovación de las plantillas por la crisis.

El informe divide las categorías profesionales en tres grados establecidos internacionalmente: el A, para catedráticas, profesoras eméritas y profesoras de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); el B, para profesoras titulares de universidad y personal permanente de los organismos públicos de investigación; y C, doctoras con contratos que no son permanentes.

En la categoría C hay pocas diferencias entre hombres y mujeres, más en el grado B y mucho más en el A.
Y es que este informe demuestra cómo en las categorías más altas de la carrera investigadora la proporción de mujeres disminuye (la mayoría de la investigación en España se hace en la universidad).

Así, mientras hay un 55,8% y un 51% de mujeres matriculadas en máster y doctorado respectivamente, sólo un 19,5% ocupan las posiciones más elevadas del escalafón (cátedras y profesoras eméritas).

Entre las catedráticas, se ha incrementado significativamente el porcentaje de aquellas que lo son en ciencias exactas y naturales (35,7%), ramas tradicionalmente masculinas. Destaca el porcentaje de mujeres que se doctoran en ciencias, matemáticas y computación, que se ha incrementado hasta el 48 %, 5,5 puntos por encima de la media europea.

En el CSIC, el organismo público de investigación más grande del país, la situación solo es algo mejor: los puestos altos -profesores de investigación- lo ocupan hombres en un 76,12%.

Este estudio habla también del índice de “techo de cristal” en la universidad pública, que compara la proporción de mujeres en la posición más alta -cátedras- en relación a la de las mujeres en la investigación, indicando la posibilidad de que éstas asciendan.

Un índice con valor 1 significa que no existen diferencias en la promoción entre hombres y mujeres.
El valor está en todas las ramas del conocimiento por encima del 1, lo que constata ese “techo de cristal”: que las mujeres están infrarrepresentadas en las cátedras (cuanto mayor es el índice mayor es el techo de cristal. El valor máximo -2,51- se da en ciencias agrarias).

Este índice se ha reducido en los últimos años, particularmente en ingeniería, “mostrando una tendencia positiva”, según el informe.

En cuanto a los órganos de gobierno, en las universidades públicas sólo un 6 % de los rectores son mujeres (dato de 2012).
Para Inés Sánchez de Madariaga, directora de la Unidad de Mujeres y Ciencia, la brecha de género “sigue siendo desproporcionada” cuando se compara la participación de las mujeres en puestos altos de la carrera científica con el número de mujeres cualificadas y con edad para ocupar esos puestos.

Se justifica la necesidad de seguir avanzando en el desarrollo y aplicación de políticas de género.