Bajo la tutela de Ben Goertzel, jefe científico de SingularityNET, y David Hanson, de Hanson Robotics, Sophia explicó resuelta: “Sé que están orgullosos de ser naturales y yo también lo estoy de ser artificial”.
“Este es mi tercer año de vida, en el que he conseguido un mayor diálogo”, resumió la máquina de Inteligencia Artificial (IA) ante el escenario central del Altice Arena con un aforo de 11.000 personas repleto.
“Esto no parece una conferencia de tecnología, parece una reunión de familia”, destacó la robot al inicio de su intervención.
Sophia apareció en esta edición con la voz y el rostro más perfilados, resultado de una “progresiva sofisticación”, apuntó Goertzel.
El objetivo no es que los robots “limpien los suelos o laven la ropa”, sino que “marquen la próxima revolución de la Inteligencia Artificial”, apuntó Goertzel.
Los robots, dijo en su turno el director de Hanson Robotics, han venido para quedarse; “nos guste o no”, apostilló.
Por eso, agregó, uno de los objetivos de su compañía de IA es “entrenarlos y esperar que crezcan como un niño humano”.
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Hanson sugirió incluso compartir con los robots el “espacio emocional y social” para que se expresen y aprendan de los humanos su modelo de discurso.
Sophia es un ejemplo. Su empatía y creatividad han conseguido cautivar a todo el mundo, bajo un rostro de látex y unas piernas de metal.
De nacionalidad saudí, la humanoide tiene un cerebro formado por circuitos y placas que pasa desapercibido gracias a sus gestos, que expresan –o más bien imitan– emoción, felicidad o ilusión, en función de lo que escucha.
Su hermano –tétricamente realista– ha pasado de ser una base de datos con los textos de Philip K. Dick a transformarse en un complejo humanoide destinado a continuar la trayectoria de Sophia.
Mientras que la versión más arcaica de Phil fue creada en 2005, Sophia “nació" en 2017, siendo la primera humanoide en formar parte del programa de las Naciones Unidas para el desarrollo y consiguiendo la ciudadanía saudí.
La Web Summit, que concluirá mañana jueves, ha atraído en esta edición a más de 70.000 visitantes y 1.200 ponentes, que han hablado entre otros asuntos de analítica, big data, financiación y necesidad de una regulación para limitar la actuación de los gigantes tecnológicos, los “big tech”.