Stiben Patrón, uno de los procesados como responsables de la quema del Congreso, declaró ayer ante el Tribunal de Sentencia, en donde alegó que golpeó con un termo la computadora, pero que no fue él quien inició el fuego esa tarde del 31 de marzo del 2017.
El político liberal está procesado junto con Nery Carlota Cortesi, Roberto Rojas y Marlene Tatiana Orué por los desmanes durante las protestas en contra de la enmienda prorreelección del entonces presidente Horacio Cartes, conocidas como 31M.
En su declaración, Patrón recordó que perdió a su padre a los 11 años, que vivió en un colegio, que lo llevó a estudiar mucho y adquirir conciencia de la realidad nacional.
Indicó que habían llevado a cabo aquellas manifestaciones contra el plan de enmienda porque consideraba que se estaba violando la Constitución Nacional.
Aquello fue porque estaba convencido de que defendía a su país, a la Constitución, que dice en su artículo 238 que podemos resistir por todos los medios a los que quieren violar la Carta Magna, aseguró.
Ya en su relato, Patrón recordó que ese día, 31 de marzo, le llamaron para ir a la plaza, porque se iba a aprobar la enmienda; entonces, decidió que debía estar ahí.
Citó que le habían metido un balazo a su compañero Martín Cogliolo, herido al diputado del PLRA Édgar Acosta y disparado contra el presidente de su partido, Efraín Alegre. Es más, incluso hubo disparos contra el que en ese entonces era presidente del Congreso, comentó.
Afirmó que ese día entró con los demás manifestantes por la puerta principal del recinto parlamentario; no había policías y varias personas ingresaron mucho antes.
Patrón sí admitió que golpeó con un termo una computadora, y reconoció que lo hizo porque tenía 21 años y que cometía errores.
Luego fue al pasillo y en ese momento se fue la luz, dijo, y decidieron salir, ya que tenían miedo de que fueran golpeados en la oscuridad por los policías. Ya desde fuera, frente al local, vio que salía humo y que era de un incendio.
Incluso al costado había un carro hidrante, indicó, pero este nada hizo. Después, vinieron los de la Policía Montada, que los hicieron correr esparciendo a la muchedumbre. Al final, luego fue a su casa a bañarse y cambiarse, conforme explicó.
Dijo que habían querido reparar el daño, pero que la Fiscalía no aceptó.
Tras su declaración, pasaron nueve testigos que prestaron juramento. Sin embargo, los jueces les explicaron que recién el martes a las 9:00 van a declarar, ya que no quedaba tiempo.