Tras 30 años de democracia, el ex director de Correos en la última etapa de la dictadura, Manuel Modesto Esquivel, insiste con repatriar el cadáver de Alfredo Stroessner. “Este año, en el momento menos pensado, vamos a traer los restos del general, que merecen descansar en su patria”, dice.
Agrega que solo problemas burocráticos retrasan el regreso del féretro del dictador fallecido en Brasilia en 2006 y que “por el clamor popular debe volver a su tierra”.
Modesto Esquivel es uno de los pocos que en los 30 años de democracia se mantuvo fiel al ex presidente que llevó el Paraguay con mano de hierro. “Stroessner no necesita que nadie le reivindique. Sus propias obras lo reivindican: Itaipú, Yacyretá. Ahora no se puede estirar un cable hasta Villa Hayes, imagínese hacer una obra como Itaipú”, refiere.
Aunque reconoce que las binacionales fueron durante la dictadura y siguen siendo en democracia las fuentes de enriquecimiento ilícito de los amigos políticos. “Lastimosamente, son fábricas de nuevos millonarios. Stroessner tampoco fue ningún santo, pero ahora se roba a mansalva, pojovái”, resalta.
Sin embargo, Modesto Esquivel dice que el gobierno de Stroessner fue único. “En 30 años se cambiaron 34 ministros en Agricultura y Ganadería. En la época de Stroessner, el ingeniero Bertoni fue el único ministro aceptado por colorados y liberales. Nadie igual a Debernardi. Ahora la luz se corta y se corta. Los gobiernos colorados y no colorados solo demostraron una inutilidad supina”, añade.
Los sucesores. Esquivel se excusa de opinar sobre Marito Abdo Benítez, como presidente y como stronista. “Que opine él mismo (si es un buen stronista)”, puntualiza.
Desde la caída del dictador, algunos sectores del Partido Colorado hablaron de retomar el stronismo con los nietos de Stroessner, pero esta probabilidad no es factible, según Esquivel. “Ninguno tiene vocación política y hay que respetar eso. Están interesados en el rally, en negocios particulares, en sus vidas tranquilas. Nunca traté con ellos, ni siquiera para repatriar los restos de Stroessner”, puntualiza.
INTERNAS. Sobre las internas coloradas, opina que es “un tema difícil” porque no existe un líder al que se le siga naturalmente en ninguno de los movimientos. “No hay un jefe natural que imponga su criterio. En este momento, todos somos iguales. Terminó el amor. Cada uno juega su propio partido”, manifiesta.