10 jul. 2025

Sucio

La sanción del Departamento del Tesoro de EEUU a Cartes tiene un solo objetivo: Congelar sus activos y en los dos meses de plazo que le dieron ver cuántas trampas intenta diseñar para salvar como pueda sus recursos.

Lo inmovilizan primero para luego monitorear y cazar a sus socios en el operativo de venta de sus activos. Como lo dijo un conocido abogado: “Él está condenado”. No le queda más que enfrentar los cargos de terrorismo internacional y lavado en los tribunales americanos, para lo cual tiene solo tres opciones: 1. Se entrega voluntariamente. 2. Negocia una delación premiada. 3. Se resiste y gatilla el mecanismo de la extradición, que dependerá de quién gane los comicios para que se acelere o ralentice, pero nunca evitará el final cantado. Cartes ahora es un muerto financiero y no seguir lo que implican las sanciones lo expone a cárcel de 30 años, fuertes multas que alcanzan a todos los que transan con él. Incluso si gana Peña este lo entregará con placer si quiere gobernar. Ahora ya no puede ni firmar los cheques del Partido Colorado y de nuevo como en su ingreso a este partido, buscarán adecuarle las normas internas a sus intereses. Todo eso se puede hacer aquí, pero su gran problema es que él ha pasado a ser una cuestión de los EEUU y ahí no se juega de la misma manera que aquí.

El subrayado de esta semana del funcionario de la Embajada, de que se cuiden todos los que hagan negocio con los activos tóxicos de Cartes, ha sido comprendido por los banqueros que asistieron al evento de la Cámara de Comercio, que musitaron con claridad para que se les oiga: “ni en pedo nos metemos”. Falta un poco más de un mes para el 27 de marzo, la fecha límite, y en este momento el dilema para él es encontrar prestanombres dispuestos a ser sacrificados en aras de una operación que ya no tiene vuelta. El rechazo a la imposición no debe agradar a alguien que ha tenido un trato vejatorio y despectivo a muchos de ellos a lo largo de su vida. El tirón de orejas a Peña es un hecho menor a la cantidad de veces en que lo trató todavía peor. Lo grave para su delfín es que no tiene margen de maniobra. Está pegado en sus negocios por haber sido director del banco Basa y los americanos tienen todo el dossier sobre él y su responsabilidad. No puede saltar del Titanic aunque lo quiera. Su destino es absolutamente predecible y él lo sabe.

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El Partido Colorado está empantanado en el problema de su presidente. No alcanza con dar la impresión de tranquilidad cuando los rostros son más que elocuentes de la gravedad del momento. Es una dirigencia que se mueve por dinero y ese está marcado y sucio. No se moviliza en los volúmenes acostumbrados y ellos ya no saben de doctrina, ideología y menos tienen mística. Sin dinero no se mueven ni mueven. Los empresarios conservadores ya no apuestan a esa ficha porque tienen el pretexto de que no quieren terminar pegados a Cartes. Se dicen fieles al partido, pero de ahí a poner la plata... hay un largo trecho. El dinero sucio ha contaminado todo y ahora se encuentra bajo la lupa de los sancionadores que miran quiénes son los que compran, se prestan y serán los futuros sancionados. Han ganado la partida y Cartes no es Perón para movilizar su partido contra EEUU y muy especialmente cuando la mitad que lo apoya solo se mueve por algo que hoy se encuentra contaminado.

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Un gran tiempo para aquellos que estuvieron en contra del sino mercantilista de su partido para recuperarlo. Serán los ganadores a futuro, pero tienen que animarse a expresar el repudio a ese modo de hacer política que pervirtió todo a su paso. No solo con el partido, sino con las instituciones nacionales que pasaron a ser funcionales a quien los corrompió. El agradecimiento que hizo a uno de los altos funcionarios de Puertos indiciado de corrupción, cuando le dijo que “le agradecía por haberle cuidado tantas veces su espalda”, es claramente un signo de cómo se manejaron las instituciones del país bajo su reinado de una década. Estamos llegando al final de un modelo de gobierno basado en la suciedad. Es el tiempo de limpiar con creolina la casa común, convencer a muchos empresarios sobre el fracaso del modelo que admiraron y reconstruir el Paraguay con valores distintos y con personas diferentes. Esa es nuestra tarea. La otra, la harán los americanos. Thanks God.