Para abordar la compleja situación del río Pilcomayo, por la presencia de metales pesados, tanto de manera natural como por desechos de minerías, principalmente, desde la academia recomiendan como primer paso la necesidad de contar con estudios del comportamiento del cauce, de manera constante.
“Al tener los datos, con monitoreo permanente, en función del histórico se pueden proponer soluciones o alternativas tanto para el agua de consumo humano como para los animales”, indica el doctor Gilberto Benítez, del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit), dependiente de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
La magíster Claudia Ávalos, también del citado centro, agrega que al decir que no se puede tomar el agua, también se les debe dar una solución a los pobladores. En el Departamento de Boquerón, zona de la ribera, existen moradores que no cuentan con pozo profundo y la única fuente para sobrevivir es el Pilcomayo, cuya agua la tratan de manera casera con hipoclorito de sodio (lavandina).
Ambos profesionales del Cemit son responsables de la Unidad de Gestión de Proyectos Ambientales. Explican que si bien los metales pesados quedan en el sedimento, de igual manera pueden volver a mezclarse con el agua con el movimiento del caudal. Y en el caso de animales que se alimentan directamente del río absorben todas las partículas presentes, sobre todo los que son de vida acuática.
Los contaminantes que absorben los peces se adhieren a los tejidos, a las vísceras, a los huesos, explica Ávalos. “Consumimos la carne, pero eso no quita de que podría estar contaminado”, advierte. Por ello, indica que es necesario el estudio constante de esta especie, que requiere un muestreo más complejo y la participación de otros expertos, en este caso, del área de ictiología, además de mayor recurso.
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“Los metales pesados se pueden acumular en diferentes estructuras de los animales y lo que ingresa a la cadena trófica (alimentaria) generalmente el último consumidor es el ser humano y se acumula en el cuerpo. Pero para poder conocer la situación real hay que hacer un monitoreo”, expresa.
INTERINSTITUCIONAL. Los profesionales recomiendan establecer una comisión interinstitucional, como se realizó para el caso de lago Ypacaraí, cuya comisión, menciona, se distribuyen las tareas y luego se centralizan los datos para ver las acciones a tomar.
En el trabajo multidisciplinario deberían estar las autoridades, como el Ministerio de Salud Pública, Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), la academia. Consideran que la Comisión Nacional de Regulación y Aprovechamiento Múltiple de la Cuenca del Río Pilcomayo podría liderar la mesa de trabajo.
Para el muestreo, comentan que se debe hacer una planificación; definir épocas del año, puntos, cantidad de muestra y otros factores a tener en cuenta; sobre todo la financiación por los altos costos que implica.
Lea el material transfronterizo: El veneno no declarado del Río Pilcomayo.
Ávalos expresa que esta comisión debe coordinar la base de datos de los diferentes estudios que se encuentran dispersos, guardados en bibliotecas. Y tener una política de que los resultados sean de acceso público. Para más datos puede acceder al material transfronterizo: El veneno no declarado del río Pilcomayo, en accesoinvestigativo.com
Es tomar el compromiso de ver la situación de las personas, así sea una familia la que toma agua; darle alguna alternativa. Claudia Ávalos, Cemit UNA.
Si los metales vienen de aguas arriba no se puede revertir. Lo que se puede hacer es tratar el agua o dar indicaciones. Gilberto Benítez, Cemit UNA.
Ministro ignora agua tóxica, pero va a congreso nuclear
El ministro del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), Ariel Oviedo, se encuentra de gira por los Estados Unidos. Fue a la Conferencia Ministerial Internacional sobre la Energía Nuclear en el siglo XXI. Paradójicamente, el ente a su cargo ni siquiera aborda cómo debería afrontar problemas como la contaminación del río Pilcomayo, del cual toman agua cruda los ribereños. El Mades ocultó el resultado de su propio laboratorio en el que se recomienda no consumir, tanto aguas arriba como aguas abajo de la zona de toma de muestra, hecha en Pozo Hondo ya el pasado 18 de agosto de 2022.
Los directivos en principio se negaron a mostrar el documento a este medio, pero tras un pedido a través del portal de acceso a información pública se vieron obligados a remitir el informe en el que figura la recomendación. El Ministerio no alertó que el hierro y manganeso superaron los límites permitidos y que el plomo también sobrepasó levemente lo permitido. La falta de alerta fue a pesar de que existen pobladores, como en La Dorada, Boquerón, que toman agua del Pilcomayo por ser la fuente más cercana a la que tienen acceso. Allí las obras estatales no existen.
“En el Pilcomayo siempre hubo presencia de metales pesados porque históricamente la fuente del río fue zona de minería. Residuos de metales pesados hay, pero no hay un caso como para alertar”, se había excusado previamente el director de Recursos Hídricos, José Silvero.
Mientras tanto. Lejos de la desidia, en Washington, Oviedo en su discurso dijo que: “Todos tenemos derecho a aspirar a un mundo mejor, a alcanzar el desarrollo sostenible de nuestros países y a mejorar la calidad de vida de nuestras poblaciones y la energía nuclear constituye una de las herramientas más adecuadas para ayudarnos en esta difícil pero indispensable tarea”.
Instó a los demás Estados que participan de la conferencia a realizar intercambios de “experiencias” y “conocimientos”.