En pésimas condiciones se encuentra un alto porcentaje de la red de sumideros y alcantarillas existentes en la capital, lo cual incluso convierte estas estructuras en un factor de alto riesgo para los transeúntes.
Gran parte de los mismos presentan tapas fisuradas o hundidas, dejando en un sector de las veredas un profundo agujero que sobre todo en horas de la noche no pueden ser visualizados debidamente.
A esto se suma que muchos de estos elementos están colmatados por todo tipo de basura, arena y escombros, lo que hace que no cumplan con la función de drenar las aguas de las lluvias, derivando ello en la aparición de raudales, muchos de ellos muy caudalosos.
En muchos de estos sumideros o bocas de tormenta se observa que se tiene un líquido viscoso estancado que genera malos olores ante residencias o comercios, atrayendo molestosos insectos.

Desde la Comuna capitalina indicaron que la Dirección de Vialidad es la encargada del mantenimiento de estos desaguaderos, tarea que en la actualidad es muy cuestionada por los contribuyentes de diferentes sectores de la ciudad, principalmente en el microcentro, donde se tiene mayor deterioro.