Además, habrá legislativas en Argentina y Venezuela, comicios locales en Uruguay y Venezuela, junto con la primera elección judicial en México.
El superciclo se extenderá hasta 2027, con un total de diez votaciones presidenciales, siete de ellas en América del Sur. Tras los comicios de 2025, habrá elecciones en Perú, Colombia, Brasil y Costa Rica en 2026, y generales en Argentina y Guatemala en 2027.
“Los resultados y tendencias de estos procesos serán clave para definir el futuro político de la región en los próximos años”, explica a EFE el analista Daniel Zovatto, ‘global fellow’ del Wilson Center, de Estados Unidos.
CONTEXTO COMPLEJO. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé un crecimiento regional del 2,4%, por debajo del 3,3% a nivel mundial, estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este débil crecimiento –sumado al malestar social, los altos niveles de inseguridad y los riesgos políticos– supone un desafío para la estabilidad regional.
Por ello, “es fundamental garantizar la equidad, la transparencia y la integridad en los procesos electorales, evitar la polarización extrema y combatir la desinformación y el negacionismo electoral”, recalca Zovatto.
“La población vota por otros motivos, además de la ideología: pérdida de poder adquisitivo, angustia ante la falta de seguridad, escasas perspectivas de mejora social, y mal funcionamiento del Estado, los partidos y la clase política”, señalan Carlos Malamud y Rogelio Núñez Castellano en un análisis para el Real Instituto Elcano.
NOBOA VS. CORREÍSMO. Las elecciones se presentan en un contexto de alta fragmentación política y polarización. Hay 16 candidaturas, pero solo dos tienen posibilidades de triunfo: el actual presidente, Daniel Noboa, y la correísta Luisa González.
Habrá una segunda vuelta el 13 de abril si en la primera ronda ninguno supera el 50% o el 40% con una diferencia de diez puntos sobre el segundo aspirante.
Entre los desafíos de Noboa, Zovato menciona la inseguridad, los prolongados apagones eléctricos y el conflicto con la vicepresidenta Verónica Abad.
Por su parte, González busca capitalizar el descontento social, aunque el rechazo al correísmo podría dificultar su victoria, según los analistas. La fragmentación en la Asamblea Nacional augura problemas de gobernabilidad.
CRISIS EN EL MAS. Las elecciones del 10 de agosto se darán en medio de la incertidumbre económica boliviana, con un déficit fiscal del 11% y problemas cambiarios. Además, el expresidente Evo Morales (2006-2019), apeado del Movimiento al Socialismo (MAS) y sobre quien pesan acusaciones judiciales, está enfrentado con el presidente Luis Arce.
Morales busca ser candidato a pesar de estar legalmente inhabilitado. Mientras tanto, Andrónico Rodríguez se perfila como el candidato oficialista más fuerte.
La oposición intenta capitalizar la crisis del MAS, pero también está fragmentada. Reyes Vikla el mejor posicionado, no ha aceptado formar parte del bloque todavía.
Los ex presidentes Jorge Quiroga (2001-2002) y Carlos Mesa (2003-2005) buscan consolidar una alternativa. Al respecto, el empresario Marcelo Claure ha propuesto que se haga una megaencuesta, a modo de primarias, para que la oposición presente una sola candidatura para enfrentarse al MAS.
CHILE, ¿A LA DERECHA? Las elecciones del 16 de noviembre en Chile podrían marcar el regreso de la derecha al Gobierno. Tras el fracaso de dos proyectos de nueva Constitución, el Gobierno de Gabriel Boric enfrenta un desgaste significativo, con una desaprobación superior al 60 %.
La ex alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei se perfila como la candidata mejor posicionada en la derecha, donde también emergen opciones como el ultraconservador José Antonio Kast y el libertario Johannes Kaiser.
En la izquierda, destacan nombres como las ministras Carolina Tohá y Camila Vallejo, y persiste la incógnita sobre una eventual tercera candidatura de la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), bien posicionada en las encuestas.
Al igual que en Ecuador, lo más probable es que en Chile sea necesaria una segunda vuelta. La conformación del Congreso en estos dos países y en Bolivia tendrá lugar en la primera fecha electoral, lo cual plantea un desafío para la gobernabilidad debido a la eventual fragmentación política en el Parlamento.
RETENCIÓN DEL PODER. En Honduras, las elecciones del 30 de noviembre podrían definir la continuidad de Libre o un cambio de Gobierno.
“La crisis del Partido Nacional tras el escándalo de narcotráfico de Juan Orlando Hernández ha debilitado a esa fuerza política, mientras que el Partido Liberal busca recuperar protagonismo con Salvador Nasralla como figura destacada”, explica el jurista y politólogo Daniel Zovatto.
Rixi Moncada es la principal aspirante de Libre y cuenta con el respaldo del expresidente Manuel Zelaya (2006-2009), si bien las encuestas muestran un alto nivel de indecisos.
PLEBISCITO PARA MILEI. El 26 de octubre, Argentina celebrará elecciones legislativas en un contexto de polarización y ajuste económico.
“El presidente Javier Milei plantea estos comicios como una validación de su gestión, destacando la reducción de la inflación, pero enfrentando críticas por el impacto social de sus medidas”, apunta Zovatto.
Propuesta Republicana, del ex presidente Mauricio Macri (2015-2019) y La Libertad Avanza de Milei compiten por el liderazgo en la derecha, mientras que el peronismo intenta reorganizarse tras su derrota en 2023.
El gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof y la ex presidenta Cristina Fernández (2007-2015) son figuras clave en la estrategia opositora, aunque problemas judiciales podrían impedir la candidatura de esta última.
Los analistas Zovatto, Malamud y Núñez Castellano coinciden en que, tras los resultados electorales de 2023 y 2024, es difícil considerar que en Latinoamérica existe un giro uniforme hacia la derecha o la izquierda.
Los votantes están priorizando la seguridad, la economía y la lucha contra la corrupción por encima de las ideologías tradicionales. Además de este pragmatismo, factores externos, como la política internacional y la influencia de líderes globales como Donald Trump, pueden incidir en las elecciones latinoamericanas.