11 feb. 2025

Superhéroe de rojo que hace stand-up

Por Sergio Cáceres

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

caceres.sergio@gmail.com

El enfant terrible del Universo Marvel tiene al fin su propia película. Desde el final de los créditos de Wolverine el origen sabíamos que esto ocurriría en cualquier momento. Deadpool llega como un marasmo de improperios, es la encarnación de la irreverencia. No es el primero que se burla de la concepción del superhéroe clásico de los cómics y el cine de Hollywood, pero sí es el más radical de todos. Es que este enmascarado espadachín no se decide a ser realmente bueno o malo, ni él lo sabe.

El ágil guion muestra como subtrama a unos x-men preocupados por Deadpool, a quien tratan de alinear. Esto indica lo descaminado que está nuestro héroe. Su forma de ser hace que su película esté más cerca de la comedia antes que la acción. Su fama de rompedor de la cuarta pared es respetada, así como varios otros componentes de su personalidad.

De todos modos, hay algunas convenciones que se realizan en toda película. Por ser la primera entrega, se debe mostrar quien fue Deadpool. Esto se hace recurriendo a flashbacks. También hay un villano; la némesis de nuestro personaje es motivada por este malvado a quien Deadpool persigue incansablemente.

Sin embargo, la película está tan llena y expectante de las salidas humorísticas del protagonista, que todo se centra en esto antes que en una buena historia. Es casi un stand-up de un superhéroe vestido de rojo en un escenario.La mala educación de Deadpool es genial, pero su exageración por momentos lo único que muestra es su resignación a ser alguien menor en el universo de los otros que han sido creados más grandes que él.

Es un personaje necesario para reírnos de nosotros mismos. Más que eso no le podemos pedir.Calificación: ***