Soy Alfonsina Maldonado, cumplí 40 años, soy uruguaya, soy deportista paralímpica. Me dedico a dar conferencias a nivel internacional y tengo una fundación para niños quemados que se llama Alfonsina Maldonado.
Cuando tenía seis meses, en un accidente doméstico, a causa de una vela que se cayó sobre la cama donde estaba durmiendo, perdí mi brazo izquierdo y me quemé parte de la cara, la cabeza y el cuello.
Viví en sala de aislamiento prácticamente hasta los cinco años, con tratamientos quirúrgicos hasta este año. Tengo 18 cirugías plásticas. Hoy en día ya no tengo absolutamente nada.
En la época que yo me quemé, los tratamientos eran totalmente diferentes. Como soy un gran quemado y era una bebé, me reconstruyeron totalmente el brazo. Yo viví un año y medio en la incubadora y después, cinco años en sala de aislamiento con periodos de descanso en mi casa.
Los periodos podrían ser de 15 días, una semana, un mes, pero, bueno, prácticamente hasta los cinco años viví en una sala de aislamiento con raspajes diarios de dos veces al día, a veces más. Eso sin lugar a dudas hace que la vida te marque para siempre; es imposible que no te marque.
Me considero muy afortunada porque fui tocada por un ángel que siempre me enseñó. Tuve ese gran médico que todos los días, antes de hacerme un raspaje, me llevaba upa y me decía “Alfonsina: ¿Qué vas a hacer de grande?”. Y yo le decía: “Atleta olímpica”.
Así que siempre tuve esa voluntad de transformar mis lágrimas en ser una gran atleta olímpica después de muchísimos años. Desde que yo tengo uso de razón siempre quise ser una atleta olímpica en equitación.
Muchas veces te hablan de cuando uno tiene la pasión realmente marcada y yo soy un clarísimo ejemplo de que soy esa.
CAMINO A SER ATLETA
El proceso fue muy largo. Vengo de una familia de clase media baja, de un país latinoamericano donde los deportes de alto costo la mayoría de las veces no son impulsados. No es un deporte común.
Y bueno, para mí el no, no existe, así que con 21 años me fui a Europa en busca de ese sueño. Llegué a las Olimpiadas con 32 años, transformándome en la primera deportista paralímpica en llegar en la disciplina hasta el momento.
Viví 15 años en Europa y en Europa viví en 13 países diferentes. Fui en busca de ser una atleta olímpica, siempre enfocada en ello. Y cuando vos tenés una meta, mi consejo es mirar a dónde están los mejores, dónde están los cracks y andar hacia ellos y no tener miedo de que te digan que no te pueden enseñar, hay que ir y probar.
Es mi pasión, desde que tengo uso de razón, me apasiona. Te hace sentir bien, mejor, o sea, allí sentís que es tu lugar. Cuando tú haces lo que te gusta con pasión, no tiene peso, no tiene peso el esfuerzo, no tiene peso el trabajar duro, no tiene peso, es lo que me apasiona hacer, lo que me vibra.
Entreno todos los días, no con los caballos que quisiera, pero sí aspiro a poder llegar a lo que serían mis últimos intentos de Olimpiadas que son Los Ángeles 2028.
FUNDACIÓN PARA NIÑOS
Yo realizo labores sociales desde que tengo 26 años. Lo hacía en escuelas y lo sigo haciendo. Después se incrementó en hospitales, pero recién en quemados más grandes y cuando vi el efecto que causaba en el niño.
Fue al ver a un paciente rehabilitado, un gran quemado, bueno, es algo que me conmueve totalmente y hoy en día tengo una fundación y una labor muy fuerte en niños quemados.
Mi fundación es en Uruguay, pero la imagen de la fundación es Alfonsina, que visitó el Hospital de Quemados de Paraguay. Soy yo la que se mueve y esa es la fundación, es mi testimonio, el estar con los niños.
Entonces, te diría que me encantaría que sea a nivel internacional porque he ido a otros hospitales de quemados también en Estados Unidos y Argentina.
LA RESILIENCIA
Bueno, yo creo que es simple, o salís adelante o te hundís en la queja. Entonces, cuando uno tiene ganas de vivir realmente, cuando uno se da cuenta de la vida realmente, lucha sin descanso.
Puedo estar acá y compartir mi historia de vida y espero poder seguir trabajando en Paraguay, que me interesa muchísimo expandir mi imagen, mi historia porque creo que las historias son universales, no tienen una bandera. La imagen es lo mismo, es universal, no tiene por qué ser una bandera de solo un país.
El mensaje es mi historia, yo hablo de mi historia de vida, yo siento que es muy simple el darnos cuenta de que uno está vivo y que siempre tiene que despertarse para hacer lo que realmente le apasiona y no perder el tiempo porque el tiempo es realmente un abrir de ojos.
Pero si no has tenido una experiencia de vida fuerte, muchas veces no nos damos cuenta de la fragilidad y de la simpleza y de lo rápido que se pasa la vida perdiendo el tiempo. Es hermosísimo ver cuando un niño te ve y se emociona de verte o te dice tía. Cuando te ven y se emocionan es algo que no tiene precio el impacto que generas en ellos, es algo que no te lo puedo describir porque es indescriptible.
MENSAJE
Que no pasa nada, que hay que quitarle drama y peso a las cosas, que no pasa nada, que puedes seguir adelante viviendo con menos cosas o más cosas, yo le llamo cosas a partes del cuerpo o no, no pasa nada, hay que tener voluntad siempre. La vida es voluntad constante y todo va a estar bien, esto es simplemente un sacudón que nos hace reflexionar y vivir con más conciencia y más pasión.