Cierre de calles, manifestaciones, todo eso sigue estando en las noticias de cada día, en medida de fuerza por los recargos que hace el Estado. Algunos inclusive aprovechan eso para llevar a lo indebido, como la violencia y extorsiones (como vimos de parte de camioneros), todo en una forma de supervivencia.
Hace unos días un compañero me dijo “trabajo para pagar el combustible”; así estamos. Lastimosamente, muchos, ese poquito que les sobraba del sueldo para invertir en otra cosa, hoy deben dedicar para el pago la inflación (suba del gasoil y otros) que se nos impone; mientras que otros se manifiestan y exigen que eso retroceda.
El Estado y los emblemas aseguraron que las subas del precio de combustibles se dan por el aumento del costo del crudo, lo que muestra que, al final, ellos también luchan por lo suyo y nosotros terminamos llevando la carga.
Creo que todos estamos en una lucha, una lucha por sobrevivir ante la mirada silenciosa del Estado. Salimos a las calles a exigir nuestros derechos, pero en la mayoría de los casos, no nos dan respuesta.

Todo se trata de una cuestión de supervivencia, que cada vez se ve más comprometida por las constantes crisis.
Sumale a eso la inseguridad y los azotes de bandas criminales, que nos hacen tomar medidas urgentes para no ser un número más en la lista de víctimas.
Mientras vemos la inconveniencia que genera que el Estado se inmiscuya demasiado en ciertos aspectos, por otra parte vemos el peligro que acarrea “un Estado fallido”, siendo los ciudadanos los únicos golpeados.
El doctor en Economía Alberto Benegas Lynch (h) publicó ayer un artículo en el que mencionó que en muchos países existe un desvío de la democracia de sus causes originales para entrar en un autoritarismo y lo explicó que planteamientos buscan revertir el problema, antes que se convierta en una “cleptocracia, es decir, gobiernos de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida”.
Por otra parte, James Wilson, uno de los 56 firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos había dicho que “el Gobierno se debe establecer para asegurar y extender el ejercicio de los derechos naturales de los miembros; y todo gobierno que no tiene esto en la mira, como objeto principal, no es un gobierno legítimo”.
Mucho se nos habló de que los gobernantes deben velar por nuestros derechos y garantías, pero si lo básico como la seguridad, la independencia económica y no se cumple, entonces esa promesa no se está cumpliendo.
El Estado obligó a muchos a sobrevivir, en donde algunos optan por tomar el camino errado, que es pelear, creyendo que el mundo es del más fuerte o el más vivo, pensando que es la mejor manera de conseguir sus derechos.
Decía un artículo: “En el mundo actual no vivimos, sobrevivimos, porque eso de vivir es un lujo que se da muy, pero muy poca gente”.
El Paraguay va a salir nuevamente a flote, cuando acabe el egoísmo, en donde creen que porque a uno le va bien, el resto no importa.
Ya no quiero solo sobrevivir, en un país de constante crisis, quiero que vivamos para disfrutar de lo que ganamos, aunque esto parezca utópico para muchos.