Los representantes de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) llegaron hasta la casa de la familia Morínigo Florenciano para comunicar el hallazgo de los documentos que confirmarían la muerte del suboficial, que estaba desaparecido desde hace 1.377 días.
El comandante de la FTC, general Héctor Grau, y el fiscal antisecuestro Federico Delfino entregaron los documentos a Obdulia Florenciano, madre del uniformado. Serían dos fotocopias con la imagen del efectivo policial y los detalles de la muerte.
Apenas le entregaron las evidencias, la mujer empezó a llorar desconsoladamente gritando: “Le llevaron a mi hijo”.
Florenciano manifestó que “buscará en el monte” a su hijo. “Mucho jugaron por mí durante este tiempo”, expresó, según informó el enviado de Última Hora, Darío Arámbulo.
Los documentos fueron encontrados por los efectivos de la FTC luego de los enfrentamientos con miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo ( EPP), producidos durante el sábado y domingo en Concepción. El campamento estaba ubicado en la zona del cerro Guaraní.
Se trata de un comunicado del EPP donde pedían “por favor avisar a la familia Morínigo”. Seguramente iban a utilizar después pero con el ataque no pudieron sacar a la luz.
El secuestro más largo de la historia de Paraguay
A las 12.30 del sábado 5 de julio del año 2014, Edelio y otros ocho amigos salieron de su casa rumbo a la estancia Macchi Cué, en Arroyito, Departamento de Concepción, para ir de cacería.
En el lugar fueron interceptados por siete integrantes del EPP. El suboficial se tiró al suelo y se despojó de su arma reglamentaria, su credencial de uniformado y su billetera.
Uno de los secuestradores, quien presumiblemente sería Osvaldo Villalba, les habría dado la orden de permanecer boca abajo, los separó e interrogó a cada uno.
Les preguntó qué hacían en el lugar y si se dedicaban al abigeato. El interrogatorio duró desde las 14.00 hasta las 16.00.
Los integrantes del EPP se identificaron como “guerrilleros” y dijeron que en el grupo había un policía. Se fijaron en el estuche del arma de Edelio y le ordenaron que encuentre su pistola.
Acorralado, Edelio tuvo que confesar que era un policía. En ese momento le comunicaron que se quedaba con ellos en calidad de “prisionero”. Los acompañantes pidieron ir con el EPP y la respuesta fue negativa.
El suboficial pidió que traigan su billetera, donde tenía G. 200.000, y le dijo a sus compañeros que entreguen ese dinero a su esposa, Elisa Mabel Ledesma.