Sarandon (Nueva York, 1946), asidua a las protestas en su ciudad natal, se presentó en el icónico Grimaldi’s, junto al puente de Brooklyn, para prestar su rostro y voz a la iniciativa ‘Servidor durante una hora’ de One Fair Wage, una ONG que busca acabar con los salarios ‘inframínimos’ en el país movilizando a los votantes.
“Está claro que nunca nada importante llegó desde arriba: Siempre ha sido el pueblo. Y eso tenemos que hacer: Despertar a la gente, porque juntos somos fuertes”, dice a EFE la ganadora del Oscar por Dead Man Walking (1995), tras tomar nota y servir pizzas a varias mesas llenas de periodistas y activistas.
Sarandon, con un delantal con el logo de la ONG, el cabello recogido y gafas, bromeó ante los comensales: “Estoy feliz de estar aquí y que no me detengan”, recordando lo ocurrido hace un año, cuando protestaba en el Capitolio de Nueva York por un mayor sustento para los trabajadores que dependen en buena parte de propinas.
La actriz, la mayor de nueve hermanos y madre soltera, reveló que en algún momento fue camarera, más allá de la película Thelma y Louise (1991), por lo que empatiza con la mayoría de mujeres que forman la mano de obra en restauración, y lanzó un órdago al poder político de Nueva York, pero también a los neoyorquinos.
“Nos enorgullecemos de ser progresistas”, se jactó, señalando que en Nueva York los restaurantes solo están obligados a pagar a sus camareros que reciben propinas un 66% del salario mínimo, es decir, entre 10 y 13,45 dólares por hora, y que “hasta en Florida han aprobado una propuesta de ley de 15 dólares mínimo”.
“Claramente se ve la fortaleza del ‘lobby’ de restaurantes y de quien quiera que sea la gente poderosa que tienen comprada. Puede ser coincidencia o no que el marido de la gobernadora (Kathy Hochul) sea muy prominente en (el sector de) restaurantes”, apostilla, quitando importancia al color demócrata del gobierno del estado.
Para Sarandon, los sindicatos son importantes, pero en este caso aboga por la legislación y por “presionar” desde la sociedad, aunque lamenta que hay “corrupción a ambos lados del pasillo”, algo que anima a comprobar en la web Open Secret, donde las donaciones a legisladores permiten saber “si van a votar o no” las propuestas.
La actriz sigue siendo una de las pocas figuras de Hollywood que se atreven a posicionarse políticamente pese a las consecuencias: el año pasado su agencia de representación canceló su contrato tras unos polémicos comentarios en una manifestación propalestina que tuvo que matizar al ser acusada de antisemita.
Hoy, aunque su cuenta de X sigue dominada por mensajes y videos propalestinos, se centra en acabar con el salario ‘inframínimo’ de los camareros, que además afrontan altas tasas de pobreza y acoso sexual, y considera su “responsabilidad” usar su acceso a los medios para visibilizar los problemas de otros.
Pero admite: “El nuevo foco en los sindicatos y en los movimientos estudiantiles es lo único que me da esperanza estos días. Es una señal saludable de que la gente empieza a exigir que se les trate con dignidad y justicia.
Fuente: EFE.