Patricia C. Benítez
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Hoy es una de las más consagradas maestras de danzas, bailarina, coreógrafa, diseñadora de vestuario y gestora cultural.
Paraguaya, de 74 años, tiene 5 hijos y está casada hace 48 años con Julio Fernández, quien en su momento también fue bailarín.
Con solo tres años, su mamá la llevó a clases de baile. A los ocho siguió el camino de su apasionante carrera con la profesora Reina Menchaca, con quien se recibió a los 15 años.
Cuando cumplió 14 años, Sussy ya era dueña de su propia escuela de baile. Además de enseñar danza, empezó a incursionar en la actuación y formó su propio grupo de baile. También es profesora de dibujo y pintura, de lo que se recibió cuando era joven. Al terminar sus estudios de danza, enseñó en varios colegios y formó su propia academia que lleva su nombre. Además es directora del Ballet Mimbipá, el cual recorre el mundo e interior del país desde el 2001, recogiendo múltiples reconocimientos.
“Habiendo participado de numerosos festivales folclóricos, fiestas populares, concursos, viajes en varios países, desfiles y eventos nacionales e internacionales sigue vigente y con deseos demostrar al mundo todo el rico folclore de nuestro país”, menciona la presentación del grupo.
La artista fue multipremiada como figura del Club San Juan y el 22 de Setiembre en los corsos encarnacenos. Además fue elegida cinco veces embajadora del los carnavales de Corrientes.
Vida familiar
Para compaginar su vida profesional con la familiar, Sussy tuvo la ventaja de tener los salones de la academia cerca de su casa. “Desde que comencé con la academia tuve cerca los salones, de manera a poder compaginar la vida particular y profesional con rapidez y eficiencia, además de contar con la ayuda de mi hermosa familia”, explica.
En los primeros tiempos vivió con ella su mamá, quien la ayudó mucho cuidando a sus hijos. “Yo debía cumplir con mis compromisos profesionales que coincidieron y comenzaron a emerger luego del nacimiento de mi primer hijo. También siempre conté con el apoyo de mi marido, pues me acompañaba en los viajes y también cuidaba de los niños”, destaca.
La profesora y Julio Fernández se conocieron bailando, ambos tenían sus respectivos grupos de danza y coincidieron en un show. Se pusieron de novios por cinco años y se casaron en el año 1976. Sus hijos son: Marcelo, Fabiana, Diego, José Luis, y Guadalupe. De sus cinco hijos tres la acompañan en el trabajo con la danza.
Luego de varios logros obtenidos, a la maestra de danza le queda un sueño por cumplir. Le encantaría tener un enorme Centro Cultural, donde no solamente se enseñen varias áreas del arte, sino también tenga café concert, teatro, anfiteatro, restaurante, galería de arte y centro de eventos.
En sus tiempos libres le gusta compartir con su familia y amigos, viajar, conocer el mundo, hacer crucigramas, decorar su casa, dedicarse a su jardín y leer libros de autoformación, historias y novelas. “No conozco el aburrimiento. Gracias a Dios siempre tengo algo que hacer”, cuenta.
“Entre mis mayores preocupaciones en cuanto a mi profesión están: Seguir creciendo e innovando en nuestros espectáculos y trabajos argumentados y coreografiados de manera a presentar a nuestro selecto público más y mejores obras de arte dentro del maravilloso mundo de la danza”, finaliza.