Material utilizado durante las tareas de salvamento, junto a decenas de fotografías de la misión, mapas de la cueva, cartas escritas por los supervivientes y una estatua en recuerdo del buzo fallecido en las tareas son parte de la muestra abierta hasta el 9 de septiembre en un lujoso centro comercial capitalino.
“Sentí mucho orgullo al ver en las noticias que los 13 habían sido rescatados con vida”, recuerda a Efe Koi, de 48 años, durante el estreno de esta muestra en recuerdo de la mediática operación de búsqueda y evacuación del interior de la cueva Tham Luang, en la norteña provincia de Chiang Rai.
El portavoz oficial de las labores durante el rescate, Narongsak Osottanakorn, rememoró en detalle ante los medios las “desafiantes” 18 jornadas que transcurrieron desde la desaparición de los niños hasta sacar a todos de la gruta.
Los doce niños, de entre 11 y 16 años, y su tutor, de 26 años, se adentraron en la caverna el sábado 23 de junio y una súbita tormenta inundó el camino de salida.
Tras nueve jornadas de búsqueda, una expedición localizó a los trece en un terreno seco, a más de cuatro kilómetros de la entrada.
Los equipos de rescate idearon entonces un plan para trasladar por fases a los atrapados a través de las galerías parcialmente inundadas y que se completó el 10 de julio.
“Según el análisis de los médicos los chavales podían sobrevivir (sin ser localizados) entre 45 y 60 días (...) Pero una vez que los encontramos había que actuar con rapidez para evitar el inicio de la temporada de lluvias”, entre julio y octubre, que amenazaba con volver a inundar la cueva y complicar la misión, dijo Narongsak.
Medios de comunicación de los cinco continentes retransmitieron el acontecimiento, que fue seguido en Tailandia con gran expectación minuto a minuto.
Un mural con recortes de prensa, imágenes de televisión y portales de internet en decenas de idiomas decora uno de los siete espacios de la muestra Tham Luang. Misión increíble, que guarda una área para homenajear a Samar Gunan, quien perdió la vida en el operativo.
“Estoy orgullosa y feliz de que mi marido ayudara a rescatar a los niños”, dijo durante el acto de inauguración la esposa del fallecido.
El médico Pak Loharnchun, quien asistió a los trece tras localizarlos y convivió con el grupo durante más de una semana en el interior de la caverna, alabó la fortaleza física y mental de los chiquillos.
“Todos respondían perfectamente a las preguntas que les hacíamos y mantenían un buen estado de ánimo”, dijo el doctor al reconocer el “liderazgo” del entrenador Ekapol Chanthawong, quien enseñó a sus pupilos a guardar fuerzas durante los días en los que permanecieron desaparecidos.
El 6 de septiembre, el Gobierno tailandés agradecerá con una fiesta a las 61.000 personas que participaron -en diversas labores como cocinar, limpiar o de rescate- en la misión de salvamento.
Algunos objetos de la exposición de Bangkok regresarán al norte del país, donde a finales de año está previsto se inaugure un museo a la entrada de la cueva sobre la hazaña.
Las autoridades también estudian diferentes proyectos presentados por compañías de cine para producir películas y documentales sobre la misión.