Abrir el corazón a la compasión y no cerrarse en la indiferencia. Es la fuerte invitación que hizo esta mañana el papa Francisco en una homilía de la misa celebrada en la capilla de la casa de Santa Marta. “La compasión, de hecho, nos lleva por el camino de la verdadera justicia”, salvándonos así de estar encerrados en nosotros mismos.
La compasión “no es un sentimiento de pena”, que se experimenta, por ejemplo, cuando se ve morir a un perro por la calle: “Pobrecito, sentimos un poco de pena”, observó Francisco, sino que es “involucrarse en el problema de los demás, es jugarse la vida allí”.
En efecto, el Señor se juega la vida y va allí. El papa Francisco tomó otro ejemplo del Evangelio de la multiplicación de los panes cuando Jesús les dice a los discípulos que le den de comer a la multitud que lo siguió mientras ellos querían despedirla.
“Los discípulos eran prudentes”, dijo el Papa. Y prosiguió: “Creo que en ese momento Jesús se enfadó en su corazón”, teniendo en cuenta su respuesta: “¡Denles ustedes de comer!”. Su invitación es a hacerse cargo de la gente, sin pensar que después de una jornada así habrían podido ir a las aldeas a comprar el pan. “El Señor –dice el Evangelio– tuvo compasión porque veía a aquellas personas como ovejas sin pastor”, recordó el Papa.
Por un lado, el gesto de Jesús, la compasión y, por otro, la actitud egoísta de los discípulos que “buscan una solución, pero sin compromiso”, que “no se ensucian las manos, como diciendo que esta gente se las arregle”. “¿Normalmente miro hacia otro lado? ¿O dejo que el Espíritu Santo me lleve por el camino de la compasión?”. Y aquí, si la compasión es el lenguaje de Dios, muchas veces el lenguaje humano es la indiferencia. La compasión nos lleva por el camino de la verdadera justicia. “El Señor tuvo gran compasión”. Que Él también tenga compasión por cada uno de nosotros: la necesitamos.
(Frases extractadas de https://www.vaticannews.va/es/papa-francisco/misa-santa-marta/2019-09/papa-francisco-tambien-la-compasion-es-el-lenguaje-de-dios.html)