Koki acompañaba cada paso del proceso: Orientaba a quienes preparaban el apepu (naranja agria) para los candiles, supervisaba la elaboración de las antorchas de tacuara, guiaba con minuciosidad a los artistas de los cuadros vivientes. Inspiraba respeto, admiración y un profundo cariño. Su visión trascendía fronteras: Consideraba que Tañarandy debía extenderse por toda la “nación guaraní”, como él llamaba a los pueblos jesuíticos como San Ignacio, Santa María, Santa Rosa y Santiago.
Este año, Tañarandy rendirá un homenaje póstumo a su creador. Koki será la gran estrella que guiará esta edición 2025, en un tributo cargado de arte, belleza y emotividad. Su presencia se sentirá en cada candil, en cada obra y en el corazón de miles de personas que año tras año reviven su obra.
La Semana Santa en Tañarandy se caracteriza por dos actividades centrales. Una de ellas es la emotiva procesión de la Virgen Dolorosa hacia el Cristo crucificado, acompañada por candiles, antorchas y los cantos de los estacioneros. Esta escena de profunda espiritualidad era para Koki una resistencia cultural ante los cambios del mundo moderno, y siempre luchó por mantener su esencia intacta.
El homenaje incluirá la proyección de un documental sobre la vida y legado del maestro, el lunes 14 de abril a las 19:00 en el salón auditorio de la Universidad Católica. En la barraca, tras la procesión, se desarrollará un emotivo acto en el momento que solía estar reservado para los cuadros vivientes.
Su hija Macarena, heredera de su sensibilidad artística, será la encargada de coordinar esta área. “Al llegar a la barraca para el descenso del Cristo de la cruz, estamos preparando una presentación que rescate las obras más importantes creadas junto a papá. Queremos revivir partes de los retablos que él hizo”, expresó su hijo Julián Ruiz.
Koki vivía el arte como una experiencia efímera: Creaba para el presente, para ser sentido y compartido. Entre sus obras más memorables se encuentran el retablo de maíz preparado para la visita del Papa Francisco, el retablo de Chiquitunga y el que realizó para la Virgen de Caacupé.
Este 2025, Tañarandy no solo brillará por sus luces y tradición, sino también por la estrella de su mentor, que seguirá iluminando con fuerza cada rincón de esta tierra de fe y cultura.