21 dic. 2024

Tareas irrelegables del sector privado

Me he puesto a hacer una reflexión sobre el rol del sector privado. Ello, ante tantos espacios de construcción de propuestas que hemos tenido en las últimas semanas mostrando a la joya Paraguay.

Estas presentaciones han atraído enormemente a una cantidad considerable de inversionistas de todo tipo. Desde las grandes inversiones, impulsadas tal vez por la habilitación de una calificadora de inversión, otros inversionistas medianos y luego una gran cantidad de inversiones menores.

En esta columna solo voy a plantear cómo esta enorme oportunidad puede ser frustrada por lo que se denomina “experiencia real” en el propio campo del inversionista. Y aquí hago mención del rol del sector privado que atiende y acompaña a estos inversionistas. Y desde mi óptica lo estamos haciendo de una manera muy mediocre, muchas veces amparándonos en una deficiencia del Estado.

No hay posibilidad del iluminado. El factor mágico que acabe solucionando de la noche a la mañana los desafíos estructurales de nuestro Estado. Sí tenemos muchos desafíos. Pero creo que el sector privado puede hacer una enorme diferencia si solo queremos ser espectadores de las excusas y de las limitaciones para sacar proyectos adelante o queremos ser protagonistas del nuevo Paraguay.

Voy a poner ejemplos para ilustrar esto. Lo básico para un inversionista son tres condiciones: a) la posibilidad de crear empresas y tengan visibilidad tributaria y laboral; b) poder contar con personal de acuerdo con el negocio para llevar adelante el proyecto incluso con la llegada de profesionales extranjeros que traen know-how al país a para entrenar al talento humano paraguayo; y c) transferir dinero desde su origen exterior al Paraguay para iniciar operaciones básicas de gestión operativa, prospección de mercado o importación de maquinaria y compra de inmuebles.

En este último lugar –que lo puse ex profeso–, aunque en el caso de un inversionista es la primera condición para avanzar en el país. Esto es un verdadero atolladero. Y es un tema del sector privado. Que me disculpe el sector financiero, pero no he visto en los últimos 24 meses acciones de fuerza y de exigencias a la entidad que sea (BCP o Seprelad) para que esto pueda tener una capacidad de gestión que favorezca la llegada de capital para desarrollar negocios en Paraguay.

La excusa del lavado de dinero ya no alcanza para justificar un sistema de negaciones a cualquier tipo de inversionistas. Desde los que traen míseros dólares a los de gran escala. A estos se les investiga como si fueran grupos no conocidos a nivel mundial.

En la condición a) creación de empresas, aún asombra que a dos años de haberse instrumentalizado la creación de empresas, tipo EAS, abrir una simple cuenta corriente de accionistas conocidos en los mismos bancos, el sistema bancario en su mayoría no tiene la capacidad de habilitar dichas empresas. Este tipo de empresas fue creado para poner a Paraguay en la delantera de un factor de competitividad mundial, que es la facilidad de crear empresas y cerrarlas.

Ahora resulta que el sector privado financiero argumenta que no puede ser ágil por culpa otra vez de las regulaciones del Estado. Sencillamente, no lo acepto porque lo considero una incompetencia estructural. Hay actores en los bancos que están permanentemente innovando y buscando cómo avanzar sobre esto. Pero el sistema entero debe asumir una postura firme de que el país necesita tener mejores regulaciones, y que estas estén en concordancia con el discurso del propio presidente de la República que llama a inversores.

La condición de compra de propiedades alude a un desafío enorme del sector privado. Y tiene que ver con el Colegio de Escribanos, que debe entender que el sistema vigente no ayuda a tener seguridad sobre la tenencia de tierras. La necesidad de crear y aportar este valioso instrumento es imprescindible. Y que junto con el sector público se concentren en aportar soluciones para que realmente el inversionista sienta que Paraguay es un país serio y digno de confiar.

El sector privado debe hacer un enorme esfuerzo para elevarse a la altura de nuestro presente y dejar de creer que el Estado es el único que hace las tareas. O nos quedaremos rápido sin el discurso del power point, ya que la calle no miente.

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Carlos Elbo Morales — carlos-morales@uhora.com.py