Santiago Peña y Pedro Alliana, presidente y vicepresidente de la República, respectivamente, tras la toma de mando este martes se trasladaron a la Catedral Metropolitana de Asunción para participar del tedeum por el inicio de un nuevo periodo de gobierno.
El acto religioso estuvo presidido por el cardenal Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, quien dio un mensaje en su homilía a las autoridades.
“Nuestra patria necesita superar todo tipo de rivalidad y discordia para construir el Paraguay que soñamos y necesitamos”, expresó el líder religioso de la Iglesia Católica.
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En este sentido, además, recalcó la responsabilidad de las autoridades públicas, quienes deben fomentar la “concordia”.
“Por eso se debe superar la soberbia o las arrogancias, que dañan la condición esencial de la convivencia democrática basada en la participación de todos en el desarrollo del país y en el bienestar de su pueblo”, prosiguió.
El oficialismo, que está en manos del sector del movimiento de Honor Colorado, liderado por el presidente de la ANR, Horacio Cartes, mantiene profundas diferencias con integrantes del gobierno anterior, de Mario Abdo Benítez, también referente del coloradismo.
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Apuntó que “el mandamiento de Dios y de la Constitución Nacional es no dejar a nadie a un costado de la vida y vivir indiferentes ante el dolor”.
“La razón de ser de los gobernantes es el bien común”, argumentó el cardenal. “Lo opuesto al bien común es la corrupción”, resaltó en otro momento.
“Esto nos exige a todos, a las autoridades y a la ciudadanía, a combatir el uso de los bienes públicos para provecho privado o de los amigos o socios; contra el nepotismo, el cohecho, la colusión, connivencias y el fraude; contra el tráfico de influencias y los sobornos o coimas; contra la difusión de mentiras”, siguió.
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“Especialmente, aquellas que se disfrazan con verdades aparentes; contra el ocultamiento de información de interés público, contra todo lo que agrede la “casa común”, la deforestación, la contaminación del agua, la tierra y el aire”, agregó.
También subrayó que la corrupción debilita la institucionalidad democrática, “hasta tal punto que la deja sin fuerzas para combatir la impunidad, la delincuencia, el crimen organizado, la mala educación y la deficiente atención a la salud”.
En este sentido, Adalberto Martínez exhortó al nuevo gobierno a cuidar con celo patriótico la independencia de la Justicia en todos sus niveles y a custodiar la integridad y credibilidad de los órganos extrapoderes.