Desde que Rusia invadió Ucrania en 2022, Telegram, que cuenta con más de 900 millones de usuarios activos, se ha convertido en una plataforma crucial para los blogueros proguerra para justificar la ofensiva y difundir desinformación en Ucrania y Occidente.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, también publica su discurso nocturno diario en este servicio de mensajería cifrada, aunque para Kiev la aplicación parece carecer de la misma importancia militar.
Los observadores dicen que, a falta de un sistema moderno de gestión del campo de batalla, las tropas rusas también han llegado a depender de Telegram en sus operaciones diarias como la transferencia de inteligencia o el guiado de misiles. La detención en Francia del jefe de Telegram, de origen ruso, ha conmocionado a las autoridades de Rusia y a los propagandistas de la guerra, que temen que Durov entregue las claves de cifrado a los servicios de inteligencia occidentales.
“Están aterrorizados”, dice Iván Filippov, experto en la propaganda de Moscú, refiriéndose a influyentes blogueros proguerra con decenas de miles de seguidores. “Sería un desastre absoluto” para Rusia si la inteligencia occidental consigue las claves, agrega.
Autoproclamado libertario, Durov ha defendido la confidencialidad en internet y rechaza cualquier tipo de moderación de su plataforma. Moscú intentó bloquear Telegram en 2018, pero abandonó esos esfuerzos dos años después. AFP