Bautizado en honor al astrónomo estadounidense Edwin Hubble, fue lanzado el 24 de abril de 1990 desde la base de Cabo Cañaveral (EEUU) a bordo del transbordador Discovery y desde entonces orbita a 560 kilómetros de la Tierra.
“El tamaño y la edad del cosmos están más allá de la común comprensión humana. Perdido en algún lugar entre la inmensidad y la eternidad está nuestro pequeño hogar planetario”, escribió Carl Sagan.
El Hubble ha sido fundamental para comprender la evolución del universo, su tamaño y edad, y ha ayudado a situar a la Tierra en un punto más preciso entre esa inmensidad y eternidad a las que se refería el astrofísico y divulgador estadounidense.
Este telescopio ha revolucionado casi todas las áreas de la actual investigación astronómica, pero también nos ha descubierto que más allá de nuestro cielo hay una impresionante explosión de colores llegadas de nacimientos de estrellas, nebulosas, galaxias y planetas.
Seguramente, una de sus imágenes más famosas es “Pilares de la creación”, tomada en 1995. Una fantasmagórica imagen de tres columnas de gas frío de años luz de largo bañadas por la luz de un grupo de estrellas jóvenes en la nebulosa del Águila. Tan impresionante que casi no parece real.
El telescopio observa el universo visible en colores, pero envía imágenes en blanco y negro, y después, con la ayuda de datos como los de microondas, la luz infrarroja, los rayos X y gamma se producen fotografías en color.
Los colores de atribuyen en función de las longitudes de onda: rojo para las más largas, azul para la más cortas o verdes para las intermedias.
De tamaño similar a un autobús, aunque cilíndrico, el Hubble, pesa 11 toneladas, mide 13,2 metros y tiene un diámetro máximo de 4,2 metros.
Con una vida útil prevista de una década, este proyecto de la estadounidense Nasa y la Agencia Espacial Europea (ESA), ha roto todas las previsiones al cumplir treinta años, durante los que ha tenido que ser sometido a cinco reparaciones y actualizaciones.
Los inicios no fueron precisamente fáciles, pues las primeras imágenes que enviaba a la Tierra estaban borrosas. Un defecto infinitesimal hizo en su espejo principal fuera demasiado plano y por eso el telescopio necesitaba “gafas” para ver correctamente.
Aquellas gafas, que en realidad son un instrumento correctivo llamado COSTAR, fueron añadidas al telescopio por los astronautas que en diciembre de 1993 viajaron hasta él en el transbordador Endeavour
Treinta años dan para muchas investigaciones y en este tiempo ha observado hacia atrás a través del tiempo para capturar la luz de galaxias que han tardado más de 13.400 millones de años en llegar hasta nosotros.
Además, ha realizado más de 1,4 millones de observaciones que han servido a los astrónomos saber más sobre la formación de planetas, estrellas y galaxias o sobre los agujeros negros, la expansión acelerada del universo y la misteriosa materia oscura.
Hace apenas unos días, y gracias a los datos del Hubble se determinó que el planeta extrasolar Fomalhaut b, uno de los primeros detectados con imágenes directas, en 2008, nunca existió pues en realidad era una nube de polvo en expansión.
También este mes, sus observaciones ayudaron a determinar la composición del cometa Borisov, el segundo viajero interestelar llegado hasta el Sistema Solar.
En estas décadas, el Hubble se ha convertido también en un icono cultural y sus imágenes están en episodios de Star Trek o The Big Bang Theory, además de protagonizar portadas de discos, pósters e incluso estampados de camisetas.
El Hubble explora el cielo sin descanso y, con motivo de su aniversario, se ha lanzado una iniciativa para que las personas puedan saber qué observó el día de su cumpleaños. Basta con introducir el día y mes de nacimiento para contemplar alguna fascinante del universo.