“En este material el autor ofrece una visión del mundo que nos toca vivir en estos días y, también, frecuentes flashes al pasado. Dueño de un estilo sencillo en el que prevalece la emoción, el poeta invita a la lectura como a una celebración del mero hecho de estar vivo”, señala la reseña de la obra.
El amor, la solidaridad, la denuncia de las injusticias y de la voracidad suicida de la nueva sociedad en cualquier rincón del planeta son temas frecuentes en la obra.
“Pienso en la rosa como símbolo permanente de poesía, de belleza y, por supuesto, de la condición ideal de la mujer”, comenta el autor.
Jacobo Rauskin también dice que en el libro escoge temas sobre los que siempre escribe. “Por ejemplo, el amor, el destino inescrutable, la historia y, también, la pobreza en el mundo de las ideas que hoy por hoy parecen orientar el debate mundial sobre cualquier cosa, desde arte hasta política”, agrega.
El autor, miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, considera “no ser injusto al escribir contra la pobreza en el campo de las ideas. No me siento responsable de ella, yo me considero un poeta lírico o, por lo menos, esencialmente lírico, solo que trato de encontrar mi lirismo en lugares en los que aún es posible cortar un gajo, un tallo, algo, en fin, que los lectores puedan hacer suyo”.
Además, en materia de literatura, continúa el escritor, “sigo un consejo que viene de los antiguos: pienso en los lectores y eso me ayuda a mejorar mi comunicación”, subraya. Rauskin ganó el Premio Nacional de Literatura en 2007.