Quedaron detenidos los inspectores Víctor Caballero, Rodolfo Espínola, Rossana Bordón, Rosa Cáceres y María Palacios. Según la fiscala Gladys Paredes, los citados se exponen a imputaciones por homicidio culposo e intervenciones peligrosas en el tránsito.
LLENOS DE VICIOS. Desde un principio, el operativo estuvo lleno de irregularidades; el móvil estaba estacionado en una zona oscura, sin la baliza encendida; no había conos reflectivos en la calzada.
Testigos denuncian que este tipo de barreras se llevan a cabo para “recaudar” (coimear) y no con fines de seguridad vial. Afirman que el sitio es conocido por este tipo de controles irregulares.
Isaac Benítez, testigo, mencionó que “ellos (los inspectores de la Caminera) mandaron mover el camión ni bien ocurrió el hecho. Bajaron todos sus conos y sus balizas, por eso yo grabé, porque sabía bien que le iban a querer echar la culpa al camionero”.
Al respecto, el conductor del camión, Felicio Marín (56), negó haber pasado luz roja y aseguró que “los de la Patrulla Caminera estaban haciendo una barrera en la oscuridad”.
Mientras que otro testigo, de nombre Hugo, señaló que uno de los inspectores involucrados tenía un portanombre de Luis Cristaldo, pero ese nombre no figura entre los detenidos. Resaltó que el agente se mostró prepotente y se reía mientras los cuerpos de las víctimas estaban tendidos en el asfalto. “Yo quiero hacer una mención especial: El inspector Luis Cristaldo, como decía su portanombre, en todo momento se mostró de manera prepotente, se reía, y por eso la exaltación de la gente”, dijo indignado.
“Te salían en la oscuridad con una linterna para que te encostes. Por un G. 200.000, que hicieron en esa barrera, dos trabajadores fallecieron”, expresó con impotencia.
El lamentable hecho protagonizado por inspectores de la Caminera, que costó dos vidas, se registró poco más de 24 horas después de que en otra barrera falsa de delincuentes fue robado un cargamento de aparatos electrónicos sobre la ruta PY02, a la altura de Caacupé. Con estos hechos, la ciudadanía ya no sabe si parar o avanzar más rápido cuando se encuentran con una barrera, ya que no están seguros si son efectivos reales o criminales disfrazados, por el temor a terminar asaltados o coimeados.