Un hombre que fue testigo del asesinato del militar Líder Javier Ríos denunció que él y toda su familia están recibiendo amenazas o amedrentamientos constantes, por lo que temen por sus vidas. Dijo que apuntan principalmente al policía Oliver Daniel Lezcano, quien se fugó días pasados de la cárcel de Tacumbú.
El afectado sostuvo que ya se habían quedado tranquilos cuando el ministro de Justicia, Ángel Barchini, dijo que Lezcano fue asesinado en el penal, pero que cuando vieron el video de Oliver volvió el temor en toda su vivienda. Afirmó que, debido a que lo conocían, el joven que aparece en el material sí es Oliver.
“Estamos recibiendo con mi familia amenazas y amedrentamientos constantemente, por mensajes de texto y verbalmente, ya que fuimos testigos oculares. Este suboficial prófugo vivió prácticamente 10 años en la zona donde había asesinado al militar, él trabajó en un taller mecánico cerca de mi domicilio y a tiene contacto ahí. A través de personas innominadas nos hacen llegar las amenazas de que nos callemos y dejemos de hablar, ya sea ahora o en el juicio”, expuso a través de Monumental 1080 AM.
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Indicó que varios vehículos particulares, en su mayoría sin chapas y camionetas, se acercan repentinamente a los miembros de su familia, incluyendo a las criaturas que viven con él, por lo que el miedo es aún mayor. Dijo que cuentan con imágenes donde se observa a los rodados e incluso a la gente que va dentro, pero que por indicaciones de su abogado no pueden mostrar ni dar mayores detalles aún.
“Nos dicen que nos callemos, que ya no sigamos hablando con nadie porque va a ser peor para nosotros. Le dicen lo mismo a los niños, tenemos varias criaturas en casa. Al principio estábamos tranquilos cuando el ministro dijo que fue asesinado, pero cuando salió el video comenzamos a tener mucho miedo nuevamente”, acotó.
Afirmó que, desde el día en que se enteraron que el uniformado se habría fugado de la cárcel, se comunicó nuevamente con el comisario de la zona, quien solamente le manifestó que “deben quedarse tranquilos porque no había problema”.
Manifestó que entiende que la dependencia policial cuenta con muy pocos recursos, debido a que solo tienen una patrullera y una moto, pero resaltó que esperan contar con protección lo antes posible porque temen por sus vidas. Lamentó que ya ni siquiera pueden ir tranquilos al trabajo ni enviar a los niños a la despensa.
“La fiscala Rosa Noguera nos prometió que iba a hablar con el comisario, pero que no les podía dar directamente protección por falta de personal o recursos. Estamos con mucho miedo, hasta para venir al trabajo, todos los días. Estamos desamparados porque no nos hacen caso ni el comisario ni la fiscala. (...) Decidí volver a hablar para que por lo menos me escuche alguien de la Fiscalía y Comandancia para que nos envíen protección”, reclamó.
Lo que vio el día del crimen
El hombre recordó que, en enero pasado cuando se registró el crimen, vieron llegar a la plaza de su barrio un vehículo, tras lo cual escucharon un disparo. Posteriormente, descendió de la parte trasera un joven a quien calificó de “atlético”. Este le baja al conductor, que habría sido Líder Ríos, lo traslada a la parte de atrás y luego huye del lugar.
“En ese momento comenzamos a gritarle y raudamente se retiraron del lugar. Nos acercamos al lugar y vimos un charco de sangre grande del militar. Llamamos al 911 y tardaron 40 minutos en llegar. Se confirmó que era Oliver Lezcano el que había bajado. Hay una foto donde se lo ve a él al día siguiente del asesinato. Ese día se había ido al taller para borrar todas las cámaras de circuito cerrado del taller”, relató a su vez.
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Señaló también que el taller mecánico donde trabajaba Oliver Lezcano se encuentra frente mismo a donde supuestamente habría asesinado al militar. Calificó al policía fugado como un hombre “muy reservado y muy callado”.
El Ministerio Público aún se encuentra investigando el crimen que tiene como principal sospechoso al suboficial. A casi diez meses del hecho, no se tienen condenados ni el trasfondo.
El militar de la Fuerza Aérea desapareció el pasado 12 de enero; fue visto por última vez cuando realizaba un viaje como conductor de la plataforma Bolt, actividad a la que se dedicaba en sus ratos libres.
Días después, fue hallado el cuerpo de Ríos en la zona del club Mbiguá, en Asunción. También hallaron su vehículo en el barrio San Vicente y se detuvo al suboficial Lezcano junto a su esposa Ada Ruiz Díaz de Lezcano, como presunta cómplice. Ambos fueron imputados por homicidio doloso.