Por Bernardo Agustti y Carlos Marcelo Aquino
RÍO VERDE, SAN PEDRO
“No nos maten por favor”, fue el clamor que se escuchó en la siesta del pasado martes en el patio de la vivienda ubicada en la zona 1, de la localidad de Río Verde, lugar donde fueron ejecutados los agentes Benito González Leiva y Milciades Sosa Morel.
Una vecina de la vivienda, que es considerada como testigo clave por la Fiscalía, relató en la siesta de ayer a la comitiva fiscal, integrada por los agentes Ninfa Aguilar y Jorge Noguera, lo que observó el día de la ejecución, el 22 de mayo, a la siesta.
La mujer, cuya identidad la mantenemos en reserva por motivos de seguridad, siguió su relato e indicó: “El auto Gol fue perseguido por una camioneta de color oscuro y uno de los suboficiales se refugió en el patio de la casa, donde con su compañero trataron de escapar de sus perseguidores. De la camioneta bajaron cuatro hombres y escuché que les dijeron a los dos policías que se arrodillen. Ahí, ambos pidieron, por favor, que nos les maten, pero los extraños no tuvieron piedad y uno de ellos levantó el arma y les disparó a los dos, en varias ocasiones”, explicó.
Agregó: “Una vez que cayeron al suelo, como perros fueron arrastrados y alzados de vuelta al vehículo Gol, el cual fue conducido por uno de los que bajaron de la camioneta. Salieron a una alta velocidad y luego desaparecieron de mi vista. Por temor no hablé antes, porque son personas muy peligrosas”, dijo finalmente la mujer, quien acompañó paso a paso ayer la verificación que hicieron los agentes del Ministerio Público en el patio de la vivienda escogida como escenario para la matanza de los policías.
El día del hallazgo de los cadáveres, el pasado sábado 26, se realizaron algunas diligencias en el lugar, pero ayer de vuelta se rescataron dos proyectiles percutidos de calibre 9mm que quedaron incrustados en un poste.
Luego la comitiva abandonó el patio de la casa y se trasladó hasta el maizal donde fueron dejados, en el interior del Gol, los cuerpos de los dos policías. Desde la casa donde se realizó la ejecución hasta el lugar del hallazgo hay doce kilómetros.
Las diligencias culminaron a las 16 de la víspera, ya que se verificó la estancia en Castillo Cué, lugar donde fue guardado el camión Volvo robado en el Brasil y que fue traído por Gerardo “Kelá" Sánchez, acusado por narcotráfico.
Los investigadores estuvieron acompañados por los efectivos policiales de la zona de San Pedro y de Inteligencia de la capital, que llegaron para seguir de cerca las tareas relacionadas a la pesquisa del caso.
Chofer del jefe de la banda es imputado
Piter Wolf, primo de Johan Lowen, alias Juan Electro, es considerado por los investigadores como el chofer de Gerardo Sánchez, alias Kelá, y a la vez la persona que estaba esposada dentro del Gol de los policías y que posteriormente fue rescatado por la banda criminal. Luego de la liberación persiguieron y ejecutaron a los agentes. Wolf es uno de los nuevos imputados por el caso y a la vez se encuentra con orden de captura por el homicidio doloso de los policías.
A más de él, están prófugos Sánchez y su hijo Ramón, quienes también son buscados por los investigadores.
Por otra parte, Juan Electro, con quien supuestamente también hablaron los suboficiales antes de ser ejecutados, pasará a la cárcel de Coronel Oviedo.