24 abr. 2025

The Velvet Underground y Andy Warhol: una sinergia que definió el rock

París, 31 mar (EFE).- En una fotografía de 1965, un bisoño Lou Reed de aire melancólico toca en el neoyorquino Café Bizarre sin saber que, poco después, la asistencia de Andy Warhol a uno de esos conciertos marcaría el futuro de la banda.

Fotografía facilitada por la Filarmónica de París, de los integrantes de The Velvet Underground, con la modelo alemana Nico (i) y el artista Andy Warhol (2i) en Hollywood en 1966, una de las imágenes que forma parte de la exposición que alberga la nueva F

Fotografía facilitada por la Filarmónica de París, de los integrantes de The Velvet Underground, con la modelo alemana Nico (i) y el artista Andy Warhol (2i) en Hollywood en 1966, una de las imágenes que forma parte de la exposición que alberga la nueva F

Por entonces, Reed era tan solo un estudiante de literatura inadaptado y con hambre de rock and roll, que había sido sometido a terapia de electrochoque por sus padres para “curar” sus tendencias homosexuales y su apetito por los estupefacientes.

Mientras tanto, Warhol, a sus treinta y siete años, ascendía como el incipiente príncipe del arte pop, y ensayaba ya la idea del “arte total” en su taller de Nueva York conocido como “The Factory”, donde reunía en torno a fiestas y orgías a una fauna ecléctica que trataba de propulsar al estrellato.

Seducido por los ritmos sombríos e hipnóticos de The Velvet Underground, el cuarteto compuesto entonces por Lou Reed, John Cale, Maureen Tucker y Sterling Morrison, Warhol se convirtió en su manager y marcó con su sello los inicios de la banda, destinada a convertirse en una de las más relevantes del rock, como detalla la exposición que alberga la Filarmonía de París hasta el 21 de agosto.

Eran los años de la generación beat, la lucha por los derechos civiles y la experimentación a todos los niveles.

El neoyorquino barrio de Greenwich Village se convirtió en el refugio de músicos experimentales, directores de cine “underground” y poetas transgresores que desafiaban el consumismo y las convenciones sociales que encarnaba la América oficial.

Un ambiente tan rompedor como marginal que reflejan imágenes, carteles, revistas, cartas, carátulas de álbumes, vídeos -algunos creados específicamente para la ocasión- y sobre todo, mucha música, y del que se nutrió el sonido de The Velvet Underground.

En esa atmósfera se produjo el encuentro “improbable” entre el galés John Cale, con formación de música clásica, y el rebelde Reed, que solo compartían su fascinación por el rock y las experiencias extremas, explica una de las comisarias de la exposición, Carole Mirabello.

“Sus relaciones siempre fueron muy tensas, ya que ambos competían por liderar la banda”, prosigue Mirabello.

Luego llegarían Sterling Morrison, que aportaría la base rítmica, y Maureen Tucker, que añadió un distintivo sonido tribal.

La exposición también recorre el rol de personajes menores, pero que contribuyeron a moldear la banda, como Angus McLise, excéntrico primer batería del grupo que rechazó plegarse a los límites de tiempo de los recitales o recibir compensación económica por ellos.

También La Monte Young, cuya colaboración con Cale influyó de forma decisiva la identidad musical del grupo, y figuras cercanas a Warhol como la modelo Eddie Segwick, que inspiró el tema “Femme Fatale”, y la musa transexual Candy Darling, a quién Reed dedicó “Candy Says”.

De la mano de Warhol, The Velvet Underground participó en el espectáculo concebido por el artista “Exploding Plastic Inevitable”, que combinaba música, danza y cine, y lanzó su primer álbum, “The Velvet Undeground & Nico” ilustrado con una warholiana banana.

Ante la insistencia de Warhol el grupo aceptó con muchas reticencias la colaboración de Nico en ese proyecto, a cambio de la notoriedad que esperaban lograr bajo el ala del artista.

Sin embargo, el disco, aunque está considerado como el más influyente de la historia por la publicación “Rolling Stone”, fue un fracaso comercial con solo 30.000 copias vendidas en cinco años.

Reivindicado por artistas como David Bowie o Brian Eno, el impacto de The Velvet Underground en las generaciones posteriores de artistas se explica por “la libertad que respiran las letras de Reed y los acordes de Cale, que han convertido a sus obras en un pasaje obligado para muchos músicos”, detalla Mirabello.

En 1968, la formación lanza ya sin Nico su segundo disco: “White Light/White Heat”, más oscuro y difícil que el anterior y el último que contará con John Cale.

El galés fue sustituido por Doug Yule, lo que marcará el inicio de una etapa de la banda más “musical” y “accesible”, que comprende el tercer y cuarto álbumes, “The Velvet Underground” y “Loaded”, este último con títulos emblemáticos como “Sweet Jane” y “Rock ‘n’ Roll”.

Por Flavia Farraces

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