“El puñado de agentes estadounidenses y paraguayos había sido asignado para encontrar al hombre en el centro de un nuevo cártel transnacional de la droga que enviaba barcos cargados de cocaína a Europa”, así comenzaba su crónica el periodista norteamericano Kevin Sieff, quien publicó este miércoles en el The Washington Post un reportaje especial sobre Sebastián Marset.
El medio de EEUU hace énfasis en el seguimiento que se realizó al narcotraficante uruguayo, que se había mimetizado en la sociedad asuncena como empresario del espectáculo y como futbolista amateur.
“No podía creer que en el centro de esta enorme organización criminal, el líder fuera un futbolista fracasado”, dijo Cecilia Pérez Rivas, ex ministra de Justicia, una de las entrevistadas por el periodista que vino a Paraguay para recabar la historia.
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En el artículo mencionan cómo los agentes siguieron los pasos de Marset, que manejaba un Toyota Land Cruiser blindado hasta el centro comercial en Asunción, donde se reunió con el presunto narcotraficante brasileño Marlon Santos Silva Beiño.
El reportero también narra otro momento de la vida del narco charrúa, cuando a bordo de una camioneta BMW de color blanco fue hasta una pastelería, donde conoció a Alberto Koube Ayala, el empresario paraguayo que, según los investigadores, era responsable de lavar parte de las ganancias de la droga.
En la nota comparan al uruguayo con Leonard Zelig, el personaje creado por el célebre director de cine Woody Allen, que tenía la capacidad de mimetizarse en los lugares más insólitos.
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“Un día, dos agentes encubiertos siguieron a un Lamborghini plateado a través de la extensión residencial en las afueras de Asunción. Los agentes conducían un camión sin distintivos que habían incautado en una operación anterior, manteniéndose a distancia de su objetivo. A través de una radio de dos vías, informaron sus coordenadas a la sede, recordó un agente. Transmitieron lo que estaban viendo: Marset se había desviado inexplicablemente por las calles llenas de baches de un vecindario sin nombre”, recoge el The Washington Post.
Luego, los agentes observaron cómo se detuvo frente a un estadio de fútbol y apagó el motor. Uno de los agentes, visiblemente desconcertado, tomó la radio para informar del hallazgo: Encontró otro equipo”, reza el trabajo periodístico.
El medio estadounidense destacó el contacto de Sebastián Marset con la política paraguaya y mencionó al senador Erico Galeano como uno de sus principales aliados. Recordó la época en que el uruguayo jugó en el Club Deportivo Capiatá, cuyo dirigente principal era en ese entonces el hoy senador del movimiento Honor Colorado.
Resaltó, además, la imputación al legislador y el apoyo que tiene del gobierno de Santiago Peña. “Erico Galeano, el senador paraguayo cuyo equipo de fútbol había recibido a Marset, fue acusado de lavado de dinero. Pero el apoyo del Gobierno a Galeano fue claro: Semanas después de su arresto fue invitado a un pequeño partido de fútbol en la residencia del presidente”, reza el texto.
Las muertes de Pecci y Schwartzman
La muerte del fiscal Marcelo Pecci y del empresario Mauricio Schwartzman es otro de los aspectos resaltados por el periodista norteamericano Kevin Sieff.
Se hizo eco de la investigación del fiscal Deny Yoon Pak, que accedió a escuchas telefónicas que mencionaban que el “gran jefe” de una organización de tráfico de cocaína había ordenado a los pistoleros que llevaran a cabo el crimen.
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La muerte de Mauricio era investigada por el fiscal Marcelo Pecci, que en una entrevista con radio Monumental dijo que creía que Schwartzman podría haber sido ejecutado por una de las personas señaladas en la investigación conjunta de Estados Unidos y Paraguay sobre el cártel de Marset.
Pecci fue asesinado el 10 de mayo de 2022, en la isla Barú de Cartagena de Indias, Colombia, país al que viajó para pasar su luna de miel con su esposa, la periodista Claudia Aguilera, quien además anunció ese día su embarazo.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, dijo que Marset era responsable del asesinato. Posteriormente, Marset negó cualquier participación en el asesinato cuando fue interrogado por una periodista uruguaya.