Thor es una película que ostenta, en su villano, una de las actuaciones con más fuerza emocional en las 36 historias –entre series y películas– presentadas hasta hoy por el Universo Cinemático de Marvel (MCU). Christian Bale (Batman: El Caballero Negro y Ford vs. Ferrari) es un adversario al que tal vez ni el hijo de Odín pueda vencer sin ayuda.
Tras 9 años, el MCU une nuevamente a Chris Hemsworth (Thor) con Natalie Portman (Dra. Jane Foster), y explica a la audiencia los motivos que llevaron a la pareja a terminar su relación.
Portman vuelve más poderosa que nunca, luchando con un enemigo muy real y despiadado.
Ya en su primera película como director del MCU, Thor: Ragnarok, Waititi luce el clásico de Led Zeppelin Immigrant Song. En Amor y Trueno, varias tomas hacen gala de icónicas músicas de Guns’N’Roses, que contribuyen a profundizar emocionalmente momentos clave de la historia narrada por el cineasta.
La filmografía es hermosa, con los efectos especiales que pueden esperarse de una película de primera línea de Hollywood. Visualmente asume riesgos como en blanco y negro, como una reminiscencia de Sin City (2005).
Thor: Amor y Trueno encuentra a su protagonista con los Guardianes de la Galaxia, como se lo ve al final de Avengers: Endgame, y sigue al príncipe de Asgard en su búsqueda de propósito e identidad, luego de haber perdido en lo que va del MCU a su madre, su padre, su hermano, sus amigos de infancia y a más de la mitad de los habitantes de su reino. Habiendo recuperado su estado físico, empieza a buscar una recuperación emocional.
Los temas de la historia de la cuarta entrega del dios del Trueno son la pérdida de fe, la venganza y la redención a través del amor, y habla de cómo muchas veces la naturaleza de lo que necesitamos para sanar nuestras heridas puede llegar a sorprendernos.